En el área de Voluntariado de AMIA se reforzaron los proyectos destinados a generar cercanía y a brindar ayuda y contención a la comunidad. La institución destaca que las urgencias y las grandes dificultades que llegaron en pandemia despertaron en muchas personas la necesidad de hacer algo por los demás.
“Los programas Lebaker, Tejedoras Solidarias y Cuentacuentos fueron los que más crecieron en este tiempo. Con la misma motivación y el mismo compromiso, este año siguen en marcha estas iniciativas que son un ejemplo de la solidaridad puesta en acción”, destaca Eliana Epelbaum, coordinadora del sector Voluntariado de AMIA.
Los conceptos de Tzedaká (Justicia social) y Tikún Olam (Reparar el mundo) son fundantes de cada uno de los proyectos que se diseñan y llevan adelante. “Reparar el mundo de una persona implica trabajo, pero lo hacemos desde el convencimiento de que es ese el modelo de justicia social que buscamos. Por eso, el esfuerzo es siempre mayor. No hay mejor recompensa que saber que la tarea voluntaria que se hace mejora la calidad de vida de quien da y de quien recibe”, advierte Epelbaum.
Tres programas exitosos
El programa Lebaker, que brinda acompañamiento y apoyo telefónico a personas mayores, con el asesoramiento profesional del Departamento de Programas Sociales, garantizó en tiempos de aislamiento social el contacto y la comunicación frecuente. A través de llamadas periódicas, muchas personas logran sentirse así cuidadas y contenidas.
Por su parte, las voluntarias del proyecto Cuentacuentos mantienen la misma motivación desde el inicio y siguen participando de diferentes actividades. Continúan filmando videos, en los que ponen su voz a decenas de narraciones para compartir la pasión por la literatura con distintos públicos: niños, niñas y personas adultas.
El área de Voluntariado de AMIA, en conjunto con el área de Personas Mayores, también continúa con el programa Tejedoras Solidarias, por medio del cual se envían a distintas organizaciones sociales las donaciones de prendas que son tejidas a mano por un grupo de 15 mujeres, que ponen en la tarea toda su dedicación y compromiso.
“El valor de cada minuto, que los voluntarios destinan a colaborar con otros, es un tiempo ganado para todos”, concluye la coordinadora. “Una palabra de agradecimiento, un abrazo aunque sea virtual, un tiempo compartido, una charla y las sonrisas que surgen en medio de las pantallas hoy son verdaderos premios para el alma”.
+ INFO: quienes estén interesados en sumarse como voluntarios pueden contactarse por mail a voluntariado@amia.org.ar