Valentina Avetta tiene 21 años y ha sido ganadora de la edición 2016 de Soluciones para el futuro, el programa de la empresa Samsung que potencia el compromiso de los jóvenes para encontrar soluciones científicas a problemas cotidianos. Comenzó sus estudios en Bioingeniería, estimulada por ese premio, y avanzó en su proyecto científico. Su propuesta es un prototipo de un sensor que controla la temperatura de la insulina.
“Desde el año pasado estoy investigando en el laboratorio de la facultad y, mientras, continúo con mi carrera de Bioingeniería en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) , ya que estoy segura de que es la que me va a dar todas las herramientas para crecer como científica”, cuenta la joven.


Valentina Avetta trabaja en el laboratorio que le presta la Universidad cerca de siete horas semanales, antes o después de sus clases en la facultad. “Allí cuento con todos los equipos y materiales que necesito para hacer experimentos, desde impresoras 3D hasta micropipetas. Y lo que no se tiene, siempre se improvisa. Las habilidades creativas nunca pueden faltar dentro de un laboratorio”, asegura Valentina. Aunque ya desarrolló el primer prototipo de sensor, explica que todavía debe continuar probándolo para garantizar que funcione en situaciones de la vida cotidiana. “Comencé a trabajar el prototipo uno más o menos en julio de 2019 (antes, estaba con otro con un enfoque distinto que tuve que descartar porque tenía fallas y complicaciones). Los primeros resultados exitosos los tuve al poco tiempo, lo que me da mucha esperanza de que funcione, pero quiero seguir investigando para comprobar que así sea”, finaliza la investigadora.
Según la Federación Internacional de Diabetes, 4 millones de argentinos sufren esta enfermedad y de ellos, 400 mil aproximadamente son insulinodependientes. La insulina es un elemento sal que debe prestarse especial atención, dado que debe conservarse entre los 4° y 8° C cuando está cerrada y hasta los 30° una vez abierta, es decir, durante el uso del paciente. Actualmente, no existe ningún instrumento que pueda controlar la cadena de frío de este medicamento una vez que está en uso. Por eso, Valentina, en ese entonces con 17 años, se animó a pensar una solución ante este problema y, gracias al impulso de Samsung Soluciones para el Futuro, presentó el primer prototipo de un sensor termocrómico (que cambia de color con el aumento de la temperatura), que identificaría en qué momento se pierde el frío y la insulina se vuelve inocua.
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