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lunes, mayo 20, 2024
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La impresión 3D entra en escena para combatir también ella al coronavirus

SEVILLA-. El coronavirus ha enfrentado a los países desarrollados de Europa con una crisis sin precedentes de sus sistemas sanitarios y ha puesto de manifiesto no solamente la insuficiencia de las infraestructuras, sino desnudado al mercado de los insumos sanitarios que fundamentalmente vienen de China y que en un momento de tan alta demanda desbordan cualquier posibilidad de aprovisionamiento. En ese contexto, y en medio de trifulcas entre los políticos echándose en cara la falta de previsión tanto de la pandemia como de todo tipo de carencias de material sanitario, surge casi como un milagro la importancia de la impresión 3D y toda la tecnología que conlleva para suplir esta falta.

Como si fuera un actor que estaba en la recámara esperando en el banquillo para jugar un partido, la tecnología 3D entra en escena de un modo insospechado, no solo porque pone a disposición del sistema su capacidad de crear objetos con inmediatez, sino porque además gran parte de ella está sustentada en una filosofía solidaria y de aportar al mundo su hacer y sus conocimientos.

Así es que apenas se decretó el confinamiento de la población española y que comenzó a escalar el pico de infectados, se puso en marcha #CoronaMakers, un subgrupo que surge de los makers o “hacedores” que ya estaban trabajando en común para compartir conocimientos de tecnología, ingeniería y fabricación en 3D.

Alrededor de 14.000 personas se pusieron en marcha y en contacto a través de la red social Telegram con la que habitualmente se comunican los makers. «Somos miles de voluntarios en red, trabajando en equipo para suplir las necesidades de España, mientras se aceleran las medidas de protección de todos los ciudadanos”, dicen en su web.

Dentro de los insumos sanitarios requeridos, lo más urgente que pusieron en marcha fue la fabricación de mascarillas de protección que llevan una diadema plástica desde la que se engarza la visera de PVC.  Los #CoronaMakers funcionan por grupos, y se organizan por comunidad autónoma, y luego en círculos más pequeños -como municipales- para poder coordinar la fabricación, la provisión de materia prima y la distribución.

Un maker necesita para empezar a fabricar una impresora 3D, filamentos PLA (de ácido poliláctico) y pantallas PVC. A partir de esta iniciativa, fueron miles los propietarios de impresoras individuales los que las pusieron a disposición de este proyecto y se alinearon a la producción. Lo increíble es ver cómo en su web varios diseños y modelos están a disposición en open source («código abierto»), algunos más chequeados que otros, pero que se pueden empezar a fabricar inmediatamente en cualquier parte del mundo.

Un maker necesita, para empezar a fabricar, una impresora 3D, filamentos PLA (de ácido poliláctico) y pantallas PVC. A partir de esta iniciativa, fueron miles los propietarios de impresoras individuales los que las pusieron a disposición de este proyecto y se alinearon a la producción

España tiene transferidas las competencias de sanidad a las comunidades autónomas, un hecho que ha generado descoordinación en muchos aspectos de la gestión de la crisis. Así es que en varios hospitales de la Comunidad de Madrid les acaban de rechazar a estos fabricantes voluntariosos las mascarillas por falta de homologación. Por eso entran en escena los distintos FabLab  (laboratorios de fabricación) de las universidades que están jugando un rol fundamental para apoyar a estos makers, y que en muchos casos trabajan codo a codo con las autoridades sanitarias regionales para obtener financiación de la materia prima, el apoyo de empresas y la aprobación de los prototipos del área insumos sanitarios.

Así es que en Valencia, el  Espaitec, Parque Científico y Tecnológico a través del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia  de la  Universitat Jaume I, ha puesto a disposición de las autoridades sanitarias de la Generalitat Valenciana todo el equipamiento de su FabLab (equipos de impresión 3D, cortadoras láser, fresadoras), para la fabricación de piezas para pantallas faciales, mascarillas y automatización de sistemas de respiración manual.

Desde el FabLab, el laboratorio de prototipaje de la Universitat Jaume I, se están realizando los protocolos de actuación  y testeando también los primeros diseños open source. A la vez, se está a la espera de conocer los mecanismos oficiales por parte de las autoridades sanitarias y así proceder con la fabricación y entrega de materiales para la lucha contra el Covid-19

Insumos sanitarios en Madrid

En la Comunidad de Madrid, son varios los proyectos puestos en marcha en las universidades, pero el más activo es el FabLab de la Universidad Carlos III, instalada en el municipio de Leganés, en el extrarradio de la capital de España. Podemos verlos a pleno funcionamiento, a través de la información en Twitter: 

Respiradores automáticos

Pero lo más importante fue descubrir las posibilidades insospechadas que está brindando la tecnología 3D para sacar del apuro a las autoridades sanitarias y poner en marcha una de las carencias más dramáticas que está teniendo esta pandemia: la falta de respiradores automáticos para las UCIS (terapia intensiva).

La primera noticia que se tuvo fue el importante experimento (cabe llamarlo así) que se puso en marcha en Asturias a pocos días de iniciado el “decreto de alarma”. La Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad trabaja con las autoridades sanitarias en la validación de un prototipo de respirador automático desarrollado por investigadores asturianos que podría ser utilizado en los hospitales españoles para paliar los efectos del coronavirus. El respirador ha sido creado por impresión 3D y en los próximos días será probado clínicamente en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

En caso de que el prototipo –denominado Resistencia Team– obtenga la validación de los servicios sanitarios, el Gobierno de Asturias, a través de la Consejería de Ciencia, habilitará el procedimiento para financiar la fabricación de respiradores. El equipo de ingenieros y expertos en 3D que trabaja para crear el respirador lleva operando desde que se decretó el estado de alarma. Han generado documentación en código abierto para que cualquier persona con impresora 3D pueda imprimir las piezas desde cualquier lugar y validarlas en sus países  y poderlas donarlos a los hospitales en momentos tan críticos. 

La última noticia sobre este proyecto es que lo acaban de chequear en animales y ha pasado la prueba, y que en la NASA se han interesado por él. Es interesante seguir la evolución de este proyecto en la cuenta de Twitter de los creadores: https://twitter.com/ReesistenciaT/status/1244750665995431938

Tan aguda es la crisis de falta de respiradores que en España surge el proyecto Ayuda Innovadora a la Respiración (AIRE) que busca soluciones de código abierto, rápidas y baratas, a los problemas de ventilación en pacientes Covid-19, y que se enmarca en el grupo de #CoronaMakers. Esta generosidad del conocimiento y del know-how es una actitud insospechada en la producción industrial y pone de manifiesto una posibilidad de cambio de paradigma.

+ INFO: foto de tapa, Karolina Grabowska (Pixabay)

Constanza Lucadamo
Constanza Lucadamohttps://noticiaspositivas.org
Periodista argentina que reside desde hace más de 30 años en España, en donde lleva adelante su emprendimiento Viejenials, un proyecto de innovación social dedicado a modernizar la imagen que se tiene de la vejez a través de la comunicación social

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