“Elegimos la impresión tridimensional como tema de la exposición porque reúne tres de las características esenciales que forman parte del ADN de Fundación Telefónica Movistar: la tecnología (y estamos hablando de una tecnología de punta); la sostenibilidad (y la impresión 3D tiene mucho que aportar en este aspecto), y luego la comunicación, ya que la información va a viajar en forma digital. Era una buena idea llevar un proyecto de esta envergadura. Además, la Fundación crea talleres y tiene una estructura de apoyo de educación, y la impresión 3D precisa de la parte formativa”, dice la arquitecta y diseñadora española Carmen Baselga, quien junto con Héctor Serrano es cocuradora de la exposición “3D. Imprimir el mundo”, que se puede visitar en la sede de la Fundación con entrada libre y gratuita, Arenales 1540 (CABA), hasta el 7 de diciembre, de lunes a sábado, de 14 a 20.30 horas.
NOTICIAS POSITIVAS conversó con la arquitecta Baselga sobre diferentes aspectos de la impresión 3D y esta es la síntesis de tan interesante charla.
-3D en la vida cotidiana
-Materiales amigables
“Se están utilizando todos los plásticos, porque son los más económicos, pero en la exposición tenemos impresiones en bronce y en cerámica. Por ejemplo, hay una cucharita de té impresa en oro, y otra impresa en acero y luego bañada en oro. Porque la tecnología 3D va a convivir con otras, no tiene por qué hacerlas desaparecer.»
-En la moda
“En el calzado ya es una realidad. Por un lado, tenemos zapatos que son casi como esculturas y que son para pasarela, pero aquí en la muestra tenemos un ejemplo de una tienda virtual a la que se puede entrar, y bajar en el celular un escáner. Nos escaneamos el pie y se envía a la tienda, luego ese zapato se hace ciento por ciento a la medida. El zapato se acoplará perfectamente al pie y da la posibilidad de hacer los acabados en diferentes materiales, un taco más o menos alto, combinar colores, etcétera. Ya hay zapatillas deportivas que se imprimen enteras en 3D.
En cuanto a la ropa, los materiales van ganando flexibilidad, pero son todavía un poco rígidos. La diseñadora de moda israelí Danit Peleg quien diseña vestidos y luego los produce con una impresora de uso doméstico, tenía al principio muy limitado el tamaño, por eso ella después unía las piezas, y ha llegado a hacerse famosa con este proceso. Luego utilizó tecnologías más desarrollada, y en la actualidad acaba de lanzar una chaqueta bomber realizada en un material que ya ha perdido la rigidez, es flexible, muy suave al tacto y en diferentes colores. Lo único es que ha limitado la tirada a 100 unidades de producción para que tenga un valor, y se está vendiendo a 1500 dólares la unidad. En breve, veremos más avances.”
-Nueva estética
-Herramienta para la memoria
“Es también una buena herramienta para la memoria. A veces, las guerras destruyen lugares y esta tecnología permite recuperar arte, esculturas, joyas. Incluso en los artefactos cotidianos, por esto de la obsolescencia programada, a veces no se pueden reparar porque no hay piezas en el mercado. En la medida en que estén digitalizadas, aunque nuestro electrodoméstico sea antiguo, podremos recuperar esa pieza. Esto ya es una realidad, las empresas de electrodomésticos ya están comenzando a tener disponibles piezas para imprimir de esta forma.»
La impresión 3D tiene capacidad de guardar la memoria pero también de innovar en
todos los ámbitos
-Derechos de autor
“Este tema lo hemos puesto de relieve en la sección Nuevo juego, nuevas reglas para ver temas que se tendrán que replantear, como la ética. Son replanteos que se deberán hacer desde los propios gobiernos, temas como el original y la copia, el tema de la autoría. Como ha pasado con la música, se pueden bajar guitarras, o collares, ¿y qué pasa con el que ha creado esto? En algún momento podrá resolverse. Pero también es cierto que, aun sin este tipo de tecnología, todo se copia. Una gran marca de moda lanza una colección y al mes está replicada en Asia.»
-El límite es el cielo
“¿Qué es lo más grande que se puede imprimir por ahora? El límite del tamaño de una pieza es el tamaño de las máquinas. Sin embargo, ya se están construyendo viviendas con impresoras que son una especie de brazos mecánicos que van depositando el material y van construyendo la vivienda.
«Lo sorprendente es el sentido colaborativo de la tecnología. Una de las mayores obras de arte colaborativas es una especie de casa iglú que tiene como cuatro o cinco metros de diámetro. Cuando el artista que la imaginó se planteó hacer la obra, él solo con su impresora casera no hubiera podido. Entonces, distribuyó cada uno de los “ladrillos” –por llamarlos de alguna forma-, mandando el archivo digital por todo el mundo, a diferentes personas que con su impresora casera los fueron imprimiendo y se los reenviaron al artista para que pudiera construir la casa.»
«Esto es muy simbólico también, porque es una tecnología que le devuelve la producción al individuo, producción que estaba en manos de las grandes industrias. Colaborando entre nosotros podemos competir con las grandes empresas”