Roxana Amarilla, directora del Mercado de Artesanías Tradicionales de la República Argentina (Matra), compartió con NOTICIAS POSITIVAS sus conocimientos sobre el auténtico poncho argentino artesanal, cuya variedad y diversidad en toda la Argentina es enorme y su producción, una de las más sólidas y refinadas
“La Argentina reivindica esta prenda prehispánica y la hemos convertido en un símbolo nacional. El crítico de moda Javier Arroyuelo escribió algo hermoso donde dice que el poncho es a la Argentina lo que el kimono es al Japón. Me parece fundamental que cada uno tenga por lo menos un poncho y que en invierno lo use. Si puede tener más de uno, mejor.»
Para comprar un poncho
Primero hay que enamorarse de la pieza, dice Roxana. Eso es fundamental. Y para que eso ocurra hay que conocer el procedimiento artesanal con que está hecha, la materia prima con que está realizada, la cultura artesanal del lugar en donde se va a comprar el poncho argentino y, también, la historia de los maestros artesanos que lo hicieron (https://noticiaspositivas.org/el-registro-nacional-de-artesanos-brindara-visibilidad-y-respeto-al-artesano/). Porque eso es lo que le da el verdadero valor a esa joya que decidió que sea suya.
«Luego, hay unos consejos que a mí me supo dar Rodolfo Cruz, un historiador que trabaja en la zona de Belén, Catamarca, y que hay trabajado mucho con tejedoras. Me dijo que un poncho:
-debe ser liviano, no debe pesar cuando uno se lo pone
-la trama debe ser tan cerrada que abrigue
-no tiene que picar al tacto
«Con estas consideraciones, lo que resta por hacer es conocer la tremenda diversidad de técnicas y estéticas que hay con respecto al poncho en la Argentina».
El poncho de vicuña
«Los ponchos de vicuña son los más caros porque su fibra es la más fina del mundo. Y es nuestra. En la Argentina hay comunidades que tienen una tradición artesanal de la vicuña muy exquisita. Su fibra era de uso extendido hasta que aumentó tanto la caza furtiva que estuvo a punto de extinguirse.»
Ahora solo es posible conseguir fibra de vicuña por métodos sustentables como son los chaku (encierros de los animalitos silvestres que son liberados luego de la esquila, porque la vicuña no sobrevive en cautiverio), para la protección de la vicuña. Pero en las zonas donde vive este animal y hay artesanos que usan su fibra, está creciendo la esquila por captura y con el producto de esas esquilas hay una floreciente industria de la tejeduría del poncho. Son bellos, son una “estufita”, son finos y resplandecientes porque el color natural es hermoso. «Ramón Gutiérrez es un tejedor muy famoso que fue fotografiado en la revista Vogue vistiendo sus maravillas piezas.»
¿Mi poncho favorito? Sin duda, la Manta de Luz, el poncho que los pehuenches le regalaron al general José de San Martín.
Roxana Amarilla, directora de Matra
Los tintes de la tierra
En general, los tintes que son naturales son apagados, y “tiran” a la tierra, a diferencia de las anilinas. Pero en algunas zonas logran tonos más variados: por ejemplo, en el noroeste ha habido una gran tradición de tejido con cochinilla. La maestra Berta Ponce, experta en el ikat (teñido con métodos naturales), de Atamisqui, Santiago del Estero, utiliza hollín, quebracho y algarrobo. En Corrientes se usan los colores naturales de las ovejas.
Hay una innovación de las tejedoras que viven en zonas periurbanas. Ellas tiñen con productos que compran, como cebollas y otros vegetales, que son efectivos y dan resultados interesantes.