¿Me adapto o acerco mi inquietud? ¿Para que cerrar el grifo del agua mientras me lavo los dientes si nadie lo hace? Justo aprendí a usar esta computadora y ahora me dicen que no sirve. ¿En qué me afecta que haya contaminación en ese lugar si yo vivo acá? Estamos hartos de las noticias y de los politicos. Esto está todo mal. No sé para qué compro libros para el colegio si al final no leen en clase ni la mitad.
Cultura Beta
Hace poco menos de una década, el irlandés Tim O’Reilly, fundador de O’Reilly Media y responsable de haber popularizado los términos “open source” y “Web 2.0”, anticipaba que el servicio web nunca llegaría a un estado de completitud, sino que navegaría por un período indefinido en las aguas de la perpetuidad beta, es decir, en una continua fase de prueba.
Como ejemplo, cualquier usuario de un teléfono celular sabe de qué hablamos: apenas aprendemos alguna nueva función, esta es mejorada por otra y así sucesivamente.
La constante en la tecnología es el cambio, y sucede que también eso es lo que le pasa a la aldea global. No es exagerado decir que la cultura hoy también está en una fase beta permanente en la que día a día se cuestiona todo, absolutamente todo.
Wikipedia define el concepto de “beta perpetuo” ( también llamado “the banana principle”) como el estado de mantener un software o sistema funcionando en un estadio beta por un período extenso o indefinido de tiempo. Al ser continuamente utilizado por usuarios -aun sin estar probado al ciento por ciento, pero otorgando la ventaja de poder mejorarlo en el camino- el “sistema se va mejorando”.
La contraparte es que utilizar este criterio en proyectos críticos o sensibles también abre la puerta a un riesgo que conviene tener en cuenta.
Cultura Beta se presenta hoy como un puente entre nosotros los usuarios y las empresas u organizaciones que marcan las reglas, que a su vez van cambiando, mientras tenemos que avanzar en lo cotidiano. Propone una conversación a corazón abierto sobre lo que nos pasa y los caminos de buenas prácticas que podemos tomar.
En la cultura beta, el usuario con su hacer (vos, yo, cada uno) es el que marca el rumbo. El economista británico E. F. Schumacher en su libro Lo pequeño es hermoso, un estudio de la economía como si la gente importara, explica cómo a través de las tecnologías y la escala adecuada -de preferencia pequeña- el cambio es posible.