NOTICIAS POSITIVAS entrevistó, en el estudio de Radio Palermo, al diputado nacional Juan Carlos «Cali» Villalonga, vicepresidente de la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y conocido dirigente ecologista especializado en energía. Justamente, ese fue el tema que se tocó en la charla, en particular, el de las energías renovables.
N+: -¿Cómo pueden las energías renovables ayudar a revertir la mala situación energética de la Argentina?
JCV: -Creo que de toda la complejidad económica que estamos atravesando, la energética es la estructural más difícil de resolver. Cuando hablamos de la cuestión energética en nuestro país hoy, tenemos que pensar en el mediano y largo plazo. Yo apuesto y aspiro a que estos cuatro años próximos sean un período en el cual la industria de las renovables emerja en la Argentina. Creo que estamos ante la «tormenta perfecta» para las renovables: primero porque han logrado un nivel de competitividad en el que sus precios hoy son más bajos que los de la energía convencional, y segundo porque tenemos un déficit energético que ha llevado a un quebranto estructural enorme que es el hecho de depender de las importaciones de energía.
Hoy, para achicar el nivel de importaciones energéticas, no tenemos demasiadas opciones. No se pueden construir plantas nucleares para paliar el déficit en el corto plazo, no se pueden poner en marcha plantas hidroeléctricas en tan corto plazo, y todas las plantas térmicas que se instalen incrementarían la dependencia en combustibles importados. Entonces, la única opción para solucionar el problema energético sin depender de la importación de combustibles son, justamente, las energías renovables. Son la única opción a corto plazo. Además, estamos atravesando un tiempo límite en materia de cambio climático. Creo que el mundo está esperando que la Argentina dé un paso en materia de renovables.
-La sociedad argentina está teniendo un golpe de realidad con el tema de las tarifas. Se está dando una discusión que no siempre es saludable…
-Yo diría que todo el tema de las tarifas, y la discusión que se está dando, es un muy mal mensaje que le estamos dando a los inversores. Siempre una suba de tarifas va a generar resquemores y discusiones, pero el nivel de discusión de nuestro país no es coherente, no hay en la dirigencia política un acuerdo sobre el camino que hay que seguir, que indudablemente es el de las renovables. La oposición está mostrando un oportunismo increíble, al querer ir para atrás con los aumentos. La sociedad está reaccionando como siempre: alimentando de una manera suicida una situación insostenible. En esto tengo que ser crítico también de las entidades de defensa al consumidor, que están siendo negacionistas: en cuanto se habla de un aumento tarifario, la posición de partida siempre es negativa, pues no piensan en cómo ese aumento de las tarifas puede llegar a impactar positivamente a los consumidores. Incluso el gobierno anterior tuvo problemas cuando quiso aumentar las tarifas, y se vio obligado a mantener precios irrisorios, en una actitud populista y demagógica.
En definitiva, desde el ámbito político no hay acuerdo en cuanto al camino a seguir, y desde la sociedad hay un enorme rechazo al aumento de tarifas. Entonces, cuando un inversor ve esta imagen de nuestro país, no se siente atraído porque estamos hablando de un país en donde ni siquiera podemos ponernos de acuerdo en el cuadro tarifario. Tenemos que empezar a hacernos cargo de la realidad que vivimos, y a partir de allí construir el futuro. Buenos momentos para poder lanzar las renovables tuvimos, pero los perdimos.
–¿Cuál es el rol de las ONG ambientalistas?
-Yo veo que el ambientalismo hoy está más apagado que en otros momentos, en cuanto a contundencia en estos temas. Yo si estuviera en GreenPeace hoy estaría con una campaña furibunda para promover las renovables. Creo que el movimiento se ha politizado demasiado, y a veces por no querer pasar por oficialistas, no se alientan algunas cosas. Yo, siendo muy crítico del gobierno anterior, apoyé un proyecto oficialista que fue el de las lámparas de bajo consumo, que Julio De Vido hizo propio ante las críticas que le hacíamos desde los sectores ecologistas…
–¿No creés que hay un enorme desconocimiento tanto desde la política como desde la sociedad acerca del valor que tienen las energías renovables?
-Sí. Hay desconocimiento, y además la mayoría de los gobiernos, por no decir la totalidad, no tiene la menor idea de lo que se firmó en París (por el COP21). No saben que significa que para 2050 debemos acabar con el uso masivo del petróleo, si queremos cumplir con lo que se firmó en París…
Son 35 años que tenemos por delante para cambiar radicalmente la matriz energética. Ya no se trata de diversificación, sino de dar vuelta la manera en que producimos y consumimos energía a nivel global. Uno escucha que se sigue deforestando, que se quiere hacer Vaca Muerta, que se quiere producir más carbón, y ese no es el camino que nos planteamos en París. Debemos entender que todas las decisiones que se tomen a partir de ahora deben estar enmarcadas en los objetivos climáticos que se han trazado, lo que significa 35 años de una enorme transición.
Para mí, la transición radical de la que hablo, de cambiar la matriz energética para 2050, no es imposible desde un punto de vista tecnológico. Lo más complicado será la transición social: cómo resolver el problema que se generará en provincias como Neuquén o Chubut, cuyas economías dependen casi en un 100 por ciento de la explotación hidrocarburífera. Ese creo que será el mayor desafío, el gran dilema que tenemos por delante.
–¿Se habla este tema en Diputados?
-No se habla. Las discusiones van por caminos separados. Para empezar, la comisión de energía está presidida por Julio De Vido, lo cual ha generado lógicos problemas en estos seis meses, dada la situación judicial del diputado. Pero, por ejemplo, un proyecto que se discutió obligaba al Ejecutivo a hacer un estudio de viabilidad para una nueva refinería de petróleo en Comodoro Rivadavia. La discusión que se dió allí es totalmente contraria a todo lo que estamos hablando, porque se trata de la continuación de la explotación de hidrocarburos. No es que tenga una visión pesimista de la realidad, sino que estoy contando la realidad. La buena noticia es que todo esto lo podemos resolver, tenemos con qué solucionarlo. Pero debemos cambiarle la cabeza a quienes toman las decisiones. Yo no le tengo miedo a la transición tecnológica, sino a la social. Por eso creo que debemos empezar ya, que todas las medidas que tomemos deben apuntar hacia las energías renovables.
-Un gesto como el del Presidente de comprar un termotanque solar, ¿es importante?
-Sí, está bien. Yo recuerdo cuando fue la crisis energética global en el 73, uno de los gestos de Jimmy Carter fue poner paneles solares en la Casa Blanca. Es un gesto, es darle una señal positiva a la sociedad. Es importante disponer de esa tecnología para poder bajar el gasto, porque gas ya no tenemos y tiempo, tampoco.