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domingo, septiembre 24, 2023
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Se registró una hembra de aguará guazú en estado silvestre, que amamanta a sus crías en el Iberá

Gracias a la colocación de radio collares de monitoreo GPS/VHF a una pareja de aguará guazú, se pudieron registrar por primera vez a nivel mundial videos de una hembra  en estado silvestre amamantando y alimentando con carne a sus crías, dentro del Parque Iberá.

Hasta hace poco tiempo, la ciencia contaba con escasa información acerca del aguará guazú, el enigmático can con aspecto de lobo que habita pastizales y zonas inundadas del norte argentino. Con el objetivo de conocer más acerca de este animal y ayudar a conservarlo, Fundación Rewilding Argentina comenzó un proyecto de monitoreo satelital de individuos en el Parque Iberá, Corrientes. En este marco, se lograron registros inéditos a nivel global para esta especie en estado silvestre: cachorros jugando, la madre llamándolos y dándoles de mamar, y regurgitando restos de una presa para que ellos los coman.

Por primera vez, se registra a una hembra de aguará guazú dando de mamar a sus crías en el Iberá
Se lograron registros inéditos a nivel global para esta especie en estado silvestre: cachorros jugando, la madre llamándolos y dándoles de mamar, y regurgitando restos de una presa para que ellos los coman

La especie de cánido más grande de Sudamérica

El aguará guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) es la especie de cánido más grande de Sudamérica. Con llamativas patas largas que le permiten moverse por terrenos inundados con suelos flojos, es un animal esquivo y difícil de ver.

En el pasado, su distribución abarcaba muchas más provincias de las que hoy habita, principalmente a causa de la degradación y fragmentación de su hábitat para actividades agropecuarias y urbanizaciones, los atropellamientos en rutas, el ataque y transmisión de enfermedades por perros, la caza furtiva y su persecución por estar asociados a mitos o creencias negativas. Sin embargo, si bien existen estudios previos realizados sobre la especie, los registros e información sobre la misma son escasos y poco precisos.  

En 2020 se logró capturar al primer macho en el Parque Iberá y en 2021 a tres individuos más (1 macho y 2 hembras), para colocarles radio collares con tecnología VHF/GPS con conexión satelital. Estos collares envían varias veces al día la ubicación del animal, lo que permite conocer los movimientos diarios de manera precisa y fiable y obterner datos sobre su reproducción, alimentación y uso del territorio.

“El primer avistaje de las crías fue cuando apenas tenían poco más de un mes de edad. La emoción de verlos por primera vez fue inigualable», cuenta Augusto Distel, quien se define como un fanático de este animal.

Todas las mañanas, Augusto Distel, naturalista y responsable del monitoreo de los aguarás se dirige a la zona del territorio de cada individuo con collar y con la ayuda de antena y receptor, logra encontrar a los animales para observarlos y tomar datos y registrarlos fotográficamente. A comienzos de agosto, tras varios días de monitorear a una de las parejas de aguarás, compuesta por una hembra llamada «Preta» y un macho llamado «Malevo», Distel pudo descubrir la presencia de tres cachorros en una zona de pastizal.

Por primera vez, se registra una hembra de aguará guazú amamantando a sus cachorros en el Iberá
Las crías al nacer y durante los primeros meses de vida se esconden en cavidades entre los pastizales a los que los padres les dan forma de «cueva» o de «túneles» inclinando los pastos

Las crías al nacer y durante los primeros meses de vida se esconden en cavidades entre los pastizales a los que los padres les dan forma de «cueva» o de «túneles» inclinando los pastos. Así, los cachorros pueden moverse por estos lugares de manera segura sin ser vistos cuando sus padres se ausentan en busca de alimento, haciéndolos realmente difíciles de ver.

Por sus hábitos alimenticios, el aguará guazú controla especies de pequeño y mediano porte y dispersa semillas en los ecosistemas donde habita. La disminución y desaparición de roles ecológicos como éste genera desequilibrios en los ecosistemas. Por ejemplo, una disminución de un predador como el aguará guazú, provoca un aumento de poblaciones de sus presas, como los roedores. A su vez, un mayor número de roedores consume mayor cantidad de alimento o incluso dispersan a nuevos sitios aumentando la probabilidad de transmisión de enfermedades, incluso a humanos.  

En el Parque Iberá, Corrientes, el gobierno provincial, la Administración de Parques Nacionales y Fundación Rewilding Argentina llevan adelante el programa de reintroducción multiespecie más ambicioso de Sudamérica.

El oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, el guacamayo rojo y el yaguareté son algunas de las especies que están impulsando un nuevo modelo de desarrollo económico basado en el turismo de observación de fauna. “Ante todo, trae esperanza sobre un futuro mejor, más armonioso, donde los seres humanos y el resto de los seres vivos podamos compartir este mundo, respetándonos y haciéndolo más completo y alucinante”, concluye Distel.

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