La empresa cordobesa Dixtron tiene más de 28 años en el sector de insumos para gastronomía. Fabrica, distribuye e importa 4000 productos diferentes que llegan a todo el país. Recientemente la empresa desarrolló y está comenzando a producir vasos y cubiertos biodegradables, bioplásticos, es decir, de origen vegetal. Su materia prima es el almidón de papa, pero también se puede utilizar la cáscara de maní o maíz. Actualmente, Dixtron se encuentra en proceso de evaluación para ser Empresa B.
Alejandro Romano Rusiñol es cofundador de Dixtron y fue entrevistado por NOTICIAS POSITIVAS.
N+: -¿Cómo eligen los clientes este tipo de productos, como vasos y cubiertos biodegradables?
Alejandro Romano Rusiñol: -Según el sistema en el que están insertos. Pueden elegir un cubierto en bioplástico o un cubierto reciclado, o pueden elegir un cubierto tradicional de ese que después tiran a la basura. Nosotros ponemos opciones para que cada uno, de acuerdo con su compromiso y posibilidades vayan eligiendo distintas cosas.
-¿Y cuántos de los clientes que tienen se unen a este circuito de economía circular que proponen, de logística inversa?
-Nadie se resiste al principio. Cuando lo proponés, primero, hay una reacción general de «Vení, lo charlamos»; después, estos productos en bioplástico valen un ciento por ciento más. Con el tema de la economía circular, el límite no es económico, porque finalmente le sale lo mismo. El tema es que tengan la disposición interna de sumarse a esto, porque representa un esfuerzo extra que antes no hacían.
Los productos que ellos nos entregan para reciclar nos los tienen que dar libres de residuos. No nos pueden mandar un cubierto con torta o con comida. Después tienen todo un proceso que va a 300 grados de temperatura, pero no pueden llegar a ese proceso con cosas pegadas. Hoy el bioplástico es un hecho, tenemos productos –los vasos y cubiertos biodegradables– que estamos vendiendo y comprometidos (por ejemplo, Terma tiene un vaso con ese concepto). Los plásticos reciclados de cubiertos también son un hecho. Este tema de la economía circular y logística inversa estamos trabajándolo. Hoy, dentro de mi marca, hay como diez proyectos que podrían llegar a materializarse próximamente.
-Decías que hay un ciento por ciento más de costo. Obviamente, un ciento por ciento más de beneficio; un ciento por ciento más de compostabilidad, de biodegradables, etcétera. Los beneficios son enormes. ¿Cómo entonces manejan, a nivel negocio, este ciento por ciento más? Es decir, no solo están haciendo algo por el planeta sino también ganando reputación empresarial.
-Lo estamos haciendo de esta forma. Comunicándolo y tratando de ver que en general hay empresas mucho más dispuestas y viendo que el impacto no va a ser inmediato. Hay que salir, no solo a informar sino también a «educar», para mostrar el camino. Y también nosotros estamos en un momento de transición. No es que apagamos todas nuestras máquinas, despedimos 60 personas y no fabricamos más un cubierto que sea descartable. La idea justamente es que nos demos cuenta, tenemos un desafío y queremos ser parte de la solución, no parte del problema. Pero es una transición: vamos soltando esto, convenciendo gente que nos acompaña, informando. Cuanto más se comunique, es probable que antes la gente empiece a cambiar hábitos y la cultura de consumo que venimos trayendo de hace años.
-¿Cuál sería hasta ahora el impedimento mayor, además del tema de dinero?
-Es un negocio nuevo, directamente. No hay una propuesta así en la Argentina. Hay sí vasos reutilizables, como los de Qero Vasos. Nosotros también los tenemos; cambiamos de vasos descartables a reutilizables en el Festival de Doma de Jesús María; es decir, un 70 por ciento menos de volumen de basura. Ahora, que alguien venga y te diga tené reutilizables, tené vasos y cubiertos biodegradables de bioplástico, todo en una misma empresa que ya tiene un nombre en el mercado y un montón de clientes –nosotros estamos cubriendo el 100 % del país con nuestros productos–, entonces empieza a pasar por la responsabilidad de qué elige cada uno. No todas las empresas lo ven. Bueno, acá hay opciones. Para ese lado vamos. No tenemos la receta del futuro del mundo, pero estamos comprometidos en ser parte de la solución. Por ejemplo, este mes que acaba de terminar, debemos de haber sacado del mercado unos 7000 u 8000 kilos de plástico habiendo sacado reciclables.
Ahora, una empresa que utilice sus productos, los termine y los ponga a disposición para que yo vaya, los retire, los lleve a mi planta, los procese, los muela, y que ese mismo plástico yo se lo entregue a esa misma empresa para que los vuelva a utilizar, ese círculo cerrado no lo hemos logrado todavía.