«Precisamos encaminar al mundo a un nuevo ‘renacimiento’ en donde el planeta y sus límites sean el marco esencial de nuestras decisiones políticas y económicas para garantizar la vida y el bienestar de la humanidad y de la maravillosa diversidad de organismos que la hacen posible y duradera», así comienza la declaración firmada por un grupo de líderes internacionales, que promueve un conjunto de recomendaciones para el renacimiento sostenible de la región.
Un grupo de personalidades latinoamericanas entre los que se encuentran los expresidentes de Chile Ricardo Lagos y de México Felipe Calderón, y que incluye a exministros del ambiente, académicos, del sector privado y de la sociedad civil lanzaron hoy la declaración «Principios para un futuro sostenible de América Latina en tiempos de pandemia y crisis planetaria».
Listado de impulsores
- Yolanda Kakabadse, Ecuador, expresidenta UICN y WWF
- Jorge Caillaux, Perú, presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental
- Manuel Pulgar Vidal, Perú, líder global de Clima y Energía, WWF Internacional
- Rafael Asenjo, Chile, expresidente Tribunal Ambiental de Santiago de Chile
- Pedro Tarak, Argentina, cofundador Sistema B.
- Miguel Pellerano, Argentina
- Juan Dumas, Argentina, Meliquina Ltd.
- Ramiro Fernández, Argentina, director Cambio Climático, Avina
- Ignacio Pérez, Ecuador, Seriva
La declaración dirigida desde América Latina hacia el mundo pone énfasis en el carácter sistémico e interdependiente de las políticas públicas y privadas y promueve un conjunto de recomendaciones para el
renacimiento sostenible de la región, en el que el conocimiento científico, la solidaridad, una nueva forma de hacer empresa, la cooperación y complementariedad, además de un Estado moderno e inclusivo, se propongan avanzar hacia una economía del bienestar, no sólo del crecimiento.
Sobre la declaración
Se trata de sentar las bases para un nuevo “acuerdo por la naturaleza y las personas”, que plantee los compromisos de los Estados y otros actores hacia un nuevo marco efectivo para revertir los procesos de pérdida y deterioro de las condiciones naturales del planeta. América Latina tiene un papel, enormes potencialidades y una responsabilidad singular en la tarea de reconectarnos con la naturaleza y el sistema de la vida.
«Desde nuestra singularidad queremos enfatizar la necesidad de revisar sustancialmente el orden actual y adoptar el contrato social necesario para sustentar la paz, dignidad, integridad y la vida de las personas con la promesa de un desarrollo sostenible y duradero», plantea el grupo.
Y este nuevo orden social local, regional y global debe incluir los siguientes principios:
1. El conocimiento científico debe sustentar las decisiones.
La ciencia, como base de conocimiento para la gestión de riesgos y amenazas globales, debe orientar la cooperación y las decisiones políticas, económicas y ambientales. La inversión en investigación y desarrollo, tanto en la prevención de estos riesgos planetarios, así como en las soluciones posibles debe estar en el centro de las prioridades económicas de entidades públicas y del sector privado.
2. La solidaridad debe guiar la respuesta ante las crisis globales.
Para un renacimiento sostenible, debemos reconocer nuestra interdependencia entre seres humanos y con la naturaleza, y promover la salud del sistema Tierra, basados en la solidaridad, la cooperación y la complementariedad entre nosotros.
3. Avanzar hacia una economía del bienestar, no sólo del crecimiento.
Para un renacimiento sostenible, las decisiones sobre “los planes de estímulo económico” en las estrategias de salida de la crisis económica generada por esta pandemia son definitorias. Es necesario asegurar que fortalezcan nuestra capacidad de resiliencia, restauren los sistemas naturales y aceleren la transición hacia una economía del bienestar dentro de los límites planetarios.
4. Renovar los compromisos climáticos y de biodiversidad en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Debemos reforzar el ciclo de ambición del Acuerdo de París, la reformulación de las metas de Aichi a través del Marco Global para la Biodiversidad Post-2020 del Convenio sobre la Diversidad Biológica y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como un compromiso central hacia 2030. La postergación temporal de ambas Conferencias de las Partes no altera la responsabilidad climática ni la requerida para enfrentar la pérdida de naturaleza, especies y ecosistemas. Es prioritario vincular los planes económicos de recuperación con las Estrategias de Largo Plazo de “Emisiones netas Cero”, acelerando la transición energética, las soluciones basadas en la naturaleza y el desarrollo de una sociedad resiliente y dentro de los límites del planeta.
5. Poner el desarrollo de la tecnología al servicio de las soluciones
y encuadrada en los principios democráticos, el respeto a los derechos humanos y el derecho a la privacidad de la información.
6. Revisión del rol del Estado y de la gobernanza
a todo nivel asegurando el fortalecimiento de las instituciones democráticas y republicanas.
7. Desarrollar nuevos modelos de negocios que integren objetivos económicos, ambientales y sociales.
En el renacimiento de una nueva economía que aspire a ser sostenible, el papel del sector empresarial es crucial. La existencia de miles de empresas que se han propuesto redefinir el sentido del éxito de sus negocios, integrando a su actividad económica objetivos ambientales y sociales, es una señal de que es posible encaminarnos hacia una economía circular donde nada sobre. Es hora de invertir decididamente en el ingenio humano y en las tecnologías de la regeneración, donde la empresa aporte capital financiero y humano, consciente de su enorme capacidad y responsabilidad de generar al mismo tiempo rentas sociales, ambientales y bienestar económico.
La nueva realidad que nos trae esta crisis global pandémica demuestra que sí es posible realizar cambios estructurales.
El mundo no será igual al salir de esta pandemia. «Confiamos en la capacidad y sensibilidad de las actuales y futuras generaciones de crear condiciones para alcanzar un futuro común radicalmente diferente, en el cual la especie humana asuma su responsabilidad del cuidado de la naturaleza y de nuestros semejantes a partir del conocimiento científico de las leyes naturales, de nuestra capacidad creadora y del privilegio de vivir en un planeta capaz de generar y regenerar sus sistemas de vida», afirman en el grupo.