Playlist. Las canciones de mi muerte, de Michelle Falkoff, editada por Del Nuevo Extremo, entra en esa amplia -y muchas veces ambigua- categoría de «literatura juvenil», que las editoriales suelen usar para simplificar el trámite en la librería. ¿Por qué la recomendamos en NOTICIAS POSITIVAS? Porque por el tratamiento policial de la trama, la originalidad de la estructura y las conclusiones finales su lectura se vuelve interesante para cualquier tipo de público.
El protagonista es un adolescente que debe enfrentar un doloroso conflicto: la muerte de Hayden, su único amigo, y las razones por las que se llegó a esa situación. Lo único que tiene Sam para empezar es una lista de canciones grabadas especialmente para él. Cada una, como el hilo de Ariadna, le va a permitir descubrir parte de la verdad y se corresponde también con el título de cada capítulo.
Enfrentar esa realidad obliga a Sam a quitarse los auriculares y «abrir los ojos a las personas que lo rodean», como reza la solapa del libro. Prestar atención a los otros significa abandonar a su Yo excluyente y descubrir el amor y el apoyo de su madre y de su hermana, de amigos nuevos que hace a medida que desentraña la historia de esa noche decisiva en la vida de Hayden y en la suya.
Narrada de manera sencilla pero muy atractiva, Playlist se diferencia de muchas novelas destinadas a los adolescentes. Aquí no hay sociedades distópicas y un futuro siniestro. Aquí hay una sociedad parecida a la de todos, incluso con canciones de Leonard Cohen, Metallica y otros grupos de música que un lector de más de 18 años quizás no reconozca fácilmente. No importa: la historia de Sam y la dificultad para crecer nos son comunes, y Michelle Falkoff ha logrado escribir una novela atrapante para todos.