El mundo de la construcción está viviendo permanentes cambios que lo acercan cada vez a ser una actividad sustentable. Ahora es el turno de los ladrillos, que gracias a investigadores españoles y escoceses han incorporado fibras de lana en su composición y han dado un salto hacia la filosofía verde, siendo esto importante pues son un elemento de base para la arquitectura.
Estos nuevos ladrillos son un 37% más resistentes que los de tierra estabilizada, y no necesitan cocción. Sus creadores han añadido fibras de lana al material arcilloso con el que se fabrican los ladrillos y las han unido con alginato, un polímero natural que se extrae de las algas. ¿El resultado? Un producto más fuerte y ecológico, según informó la revista Construction and Building Materials.
“El objetivo era elaborar ladrillos reforzados con lana, y obtener un compuesto más sostenible, no tóxico, que empleara materiales locales abundantes, y mejorara su resistencia mecánicamente”, explican Carmen Galán y Carlos Rivera, autores del trabajo e investigadores en las Escuelas de Arquitectura de las universidades de Sevilla (España) y de Strathclyde (Glasgow, Reino Unido).
Los suelos escoceses son arcillosos y proveen a los fabricantes de ladrillos. En ese mismo país los integrantes de la industria textil no consumen toda la lana que producen, por eso este nuevo producto brinda una doble solución.
Entre las ventajas de los ladrillos con fibra de lana figuran sus mínimas fisuraciones y deformaciones por contracción, menos tiempo de secado, aumenta su resistencia a los esfuerzos de flexión y al no necesitar cocción genera un ahorro de energía.
Según los autores de este salto tecnológico, se trata de “una alternativa más sostenible y saludable que los materiales de albañilería convencionales, como la arcilla cocida y los bloques de hormigón”.
Una manera más de demostrar que todas las ramas de la industria poco a poco tenderán a ser sostenibles.