Un brazo del mar invade la ciudad ecuatoriana de Guayaquil con el nombre de Estero Salado. Este espejo de agua que le brinda identidad y belleza a la ciudad ha sufrido problemas severos de contaminación, tanto en su interior como en sus riberas, debido a la disposición de basura, desechos industriales y domésticos.
Hoy, la recuperación es un proceso que ya muestra sus resultados pero que ha pasado por varias etapas y que todavía continúa. «Cuando se comenzó con el proyecto de recuperación, los estudios daban como indicador la necesidad de integrar acciones de entidades públicas municipales, del gobierno central, de empresas privadas pero por sobre todo acciones ciudadanas. Si bien el gobierno central ha tenido una línea política diferente de la del gobierno local durante los últimos diez o quince años, eso no ha impedido el trabajo conjunto para que la ciudad progrese, se desarrolle y que la regeneración urbana a través de parques lineales a lo largo del Estero Salado avance”, asegura el ingeniero Bolívar Coloma Valverde. director de Ambiente de Guayaquil, Ecuador, en su reciente visita a Buenos Aires para participar del encuentro organizado por la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), “Frente al río”.
“Algunas familias habían construido sus viviendas sobre el agua de manera palafita, y sobre eso se ha tenido que trabajar en primer lugar: en la parte social. Había que convencerlos para que salieran y luego ver la mejor reubicación en relación con sus familiares cercanos, su lugar de trabajo y de estudio. Fue una labor extensa e intensa.»
El aspecto social fue el primero y una vez encaminado, recién se comenzó con las obras de ingeniería, de diseño arquitectónico y la ubicación de los diferentes componentes de los parques lineales, «que son ágoras, fuentes, juegos de agua, parques infantiles, jardineras, en fin, una diversidad de atractivos de la ciudad”, enumera el ingeniero Coloma.
La descontaminación de las aguas ha sido un gran desafío para los organismos involucrados en esta recuperación. Al objetivo de poder volver a bañarse en el Salado se suma el de garantizar un mantenimiento de las aguas descontaminadas. Se han empleado varios métodos de remediación de las aguas. Actualmente existe un proyecto piloto en la etapa de diseño final, cuyo presupuesto ya fue aprobado y que son cascadas de oxigenación. El Estero fue dividido por tramos, y en aquellos donde falta mejorar las condiciones de calidad del agua, se propone oxigenarla. El sistema de cascadas se eligió porque se integra a la infraestructura arquitectónica y paisajística del parque lineal a la vez que permite aumentar la cantidad de oxígeno en el cuerpo de agua.
“Es interesante saber que en un mismo continente vivimos realidades similares con sus diferencias culturales y de infraestructura. En los años 80 y 90 se le dio poca importancia a los recursos naturales y en esta época nos ha tocado trabajar en su recuperación y en tomar conciencia de que no puede volver a ocurrir. Y esta labor la queremos enfocar sobre todo hacia la persona, tenemos un plan de activación ciudadana para tener tres millones de guardianes del Estero Salado. O sea, todos los habitantes. Tenemos una campaña denominada «Por un Guayaquil para siempre», la marca ambiental de la ciudad, con la que queremos que los ciudadanos asuman sus responsabilidades en la preservación de sus recursos, de los cuales el principal es el Estero Salado”, concluye el director de Ambiente de Guayaquil.