Enrique Fernández Longo es un abogado que pronto entendió que su verdadero interés estaba en explorar y comprender, aprender y enseñar lo que las personas hacen en las empresas y en otras organizaciones públicas, privadas y del tercer sector. Desde entonces, ha trabajado como consultor en procesos de cambio, negociación y mediación. Justamente uno de sus últimos libros es “La negociación inevitable (conmigo-contigo)”.
Actualmente es miembro del Centro para un Nuevo Liderazgo, y coautor del libro “Nuevos líderes. Conductas que están transformando la realidad”, porque el tema de los liderazgos lo ocupa y le preocupa.
NOTICIAS POSITIVAS: Me gustaría ampliar una idea que lanzaste en la presentación del libro. Este nuevo liderazgo es también dar un mensaje diferente a América latina, porque ya no se puede pensar en un país sino en una región.
Fernandez Longo: Hablé de Latinoamérica primero porque es lo que tenemos más cerca y después porque hemos dejado de pensar en Latinoamérica, los argentinos estamos demasiado centrados en nosotros mismos. Además, como me decía un peruano amigo en un congreso de comercialización, la Argentina no ha cumplido con el papel de liderazgo que tenía en Latinoamérica; hemos dejado en manos de los “gringos” el resto de los países. Pero a veces, el proyecto mayor nos ayuda a trabajar mejor en el barrio. Este es un momento único, porque estamos dejando atrás la Edad Media del capitalismo y estamos entrando en un Renacimiento, que tenemos que construir. Los más viejos necesitamos juntarnos con los jóvenes, contarles sobre nuestros errores y fracasos, intercambiar ideas con ellos y ayudarlos a construir nuevos paradigmas. Eso es lo que más me gustó del libro, que está hecho por distintas personas, que tienen distintas edades, distinto sexo, distintas extracciones sociales y de formación, distintas maneras de pensar. Es una ofrenda.
Yo voy al Paraguay con frecuencia. En este país, el 70 por ciento de las personas tiene menos de 40 años y poco peso en en la política partidaria, pero los jóvenes sí tienen participación en la política comunitaria. Y es hora de pensar la comunidad. Es lo que dije en esa reunión.
N+: ¿Qué creés que pasa con los jóvenes?, ¿Coexisten dos realidades: un liderazgo que no gusta más, que no responde a las necesidades actuales, y una nueva corriente de liderazgo que está emergiendo despacito en distintos ámbitos, y los jóvenes están en el medio?
FL: Hay precursores, como siempre, que son los que abren el camino. Ése es el tema del libro, hay que plantearlo como un tema central de nuestras vidas. Siento que hay muchos jóvenes que me enseñan muchísimas cosas, y me produce un gran agradecimiento que ellos crean que yo también les doy cosas.
Creo que ese intercambio generacional tan necesario lo perdimos por modas, o por pensar que antes éramos más idealistas que ahora, y no es así. Son momentos distintos de la historia. Hay una palabra en guaraní, que es arandú, y que podríamos traducirla muy libremente al español como “sabio”. Pero también podemos traducirla literalmente como “el hombre que entiende su tiempo”. Y eso es lo que necesitamos: personas que entiendan el tiempo que estamos viviendo, que estamos construyendo; en eso tenemos que centrar nuestra actividad.
Los modelos se han ido corrompiendo, hay que reinventar la política y las empresas. ¿Cómo? De a poco, cada uno aportando lo que puede, Y este es un buen momento para ello, Seguimos pensando en el poder como si fuera una cosa específica, que se tiene o no se tiene, y en cambio ahora el poder está en la capacidad para hacer, innovar, convocar, entretejer. Algo parecido ocurre con las empresas. Tenemos que ensanchar nuestro conocimiento. Hay que salir de la exclusividad y entreverarse otra vez.