El 3 de octubre, a las 18 horas, en la Fundación Telefónica Movistar, Arenales 1540, se realizará un gran debate sobre los nuevos desafíos que presenta la inserción de la tecnología en la educación: enlightED 2019. Como oradores estarán la doctora en Educación Lila Pinto, con especialidad en Nuevas Tecnologías por la Universidad de Columbia, Nueva York, y la magíster Marilina Lipsman y el licenciado Mariano Massano
NOTICIAS POSITIVAS entrevistó a la directora de la Fundación, Agustina Catone, quien brindó detalles del encuentro y de cómo la tecnología en el aula es fundamental para estimular a los estudiantes a actuar, imaginar y aportar soluciones.
Agustina Catone: -EnlightED 2019 se da en el marco de una conferencia mundial, que se hace en Madrid por segundo año, y reúne expertos de todo el mundo para hablar sobre educación, innovación y tecnología en la educación. El año pasado se hizo por primera vez con mucho éxito, los expositores aportaron sus experiencias. Y este año, se quiso hacer además en los países en donde también esté presente la Fundación. Por eso, junto con la Fundación Santillana y el IAE, se replica este encuentro el jueves 3 de octubre, a las 18 horas, en la sede de la Fundación, Arenales 1540, de la ciudad de Buenos Aires.
El título del EnlightED 2019 local es «Mitos y dilemas acerca de la tecnología y el cambio educativo. Una discusion en imágenes». Es una propuesta distinta de los encuentros habituales, en los que hay una persona que habla y el resto escucha. Lo que queremos es que sea algo similar a lo que sería un aula activa, en donde el público va a compartir experiencias. Va a moderar la doctora Lina Pinto, y van a acompañar el panel la magíster Marilina Lipsman y el licenciado Mariano Massano, con la idea de que todos puedan participar para el armado de la educación colaborativa, una construcción colectiva para que se puedan idear nuevas metodologías y compartir inquietudes.
Noticias Positivas: -¿Qué cantidad de público esperan?
-Esperamos tener sala llena, el auditorio es para 90 personas. La inscripción es previa, a través de la página, www.fundaciontelefonica.com.ar.
-Contame un poco más sobre la metodología. ¿Cuál van a aplicar?
-Hemos visto a Lila trabajar en México, en la escuela que ella dirigía, y nos pareció ideal que ella lo hiciera acá. Se trata de proponer una temática básicamente a través de imágenes que vamos a mostrar, para que el público pueda ir compartiendo, opinando e interviniendo. Y a partir de ahí complementando con las experiencias de los panelistas.
-Hay ya otras experiencias que apuntan a esto: el aula abierta, dar a todos la oportunidad de participar, lo cual enriquece enormemente el encuentro, todos tienen un lugar de participación.
-Así es. Yo estuve la semana pasada en Madrid, en la inauguración de la Escuela 42 Madrid, que es un proyecto con la intervención de Fundación Telefónica: una escuela de programación gratuita, con una metodología de enseñanza muy disruptiva con respecto a las prácticas tradicionales, abierta los 365 días del año, las 24 horas, y que lo que tiene es que el camino del aprendizaje es totalmente autodirigido por los estudiantes. Es una escuela que tiene tutores, que dan el marco, pero la metodología de enseñanza hace que sea el alumno, en equipo con los otros alumnos en la escuela, el que vaya desarrollando el aprendizaje.
Yo estuve todo un día compartiendo con alumnos cómo se iba desenvolviendo su día de escuela y de aprendizaje, y vi cómo el trabajo colaborativo acorta los tiempos de aprendizaje, incrementa el entusiasmo y las ganas de aprender. Lo que aprendían era a programar y el 90 por ciento de los alumnos tenían conocimiento cero, lo cual les representaba un salto hacia la empleabilidad importantísimo, porque algunos tenían título secundario y nada más. Otros tenían un recorrido hecho en carreras tradicionales, pero les parecía una manera totalmente disruptiva de enfocar el aprendizaje. Había que ver cómo cada uno enfrentaba el problema en su pantalla y lo resolvía de forma autónoma. Y lo que no, se armaban grupos para pensar juntos. Cada uno aportaba lo que sabía y todos se iban con un aprendizaje completo.
Había personas de distintas nacionalidades, de distintas edades, de distintos orígenes y con distintas formaciones. Sin docentes y con un proceso educativo en un tiempo determinado, que son tres años, hecho en forma autogestiva y colaborativa. Y la presencia de la tecnología con valores, porque era gente relacionándose a través de la tecnología.
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