Conocido como “el Reciclador”, seguidor de Vandana Shiva y promotor de la agroecología, Carlos Briganti propone la Acción Huerta Urbana como una forma de producir alimento sano, seguro y saludable en las veredas y terrazas de la ciudad.
«Yo soy el Reciclador Urbano y dirijo el colectivo El Reciclador que se funda en varias patas. Una es Frutas en la Ciudad, con la cual hacemos reforestación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en el Gran Buenos Aires y en diferentes nodos de la República Argentina. Otra pata es el Club del Compostaje, en donde enseñamos a compostar e instalamos composteras barriales en todo el país, la más lejana está en Antofagasta, Chile, porque un seguidor local decidió implementar este sistema. Y la tercera es Acción Huerta Urbana», dice Carlos Briganti a NOTICIAS POSITIVAS.
Noticias Positivas: -¿Cómo surge Acción Huerta Urbana?
Carlos Briganti: -Surge como una idea de hacer huertas en los comedores, en las bibliotecas, en los centros comunales. Cuando se desencadena la pandemia, decidimos hacer huertas en las veredas. Acción Huerta Urbana, una de las patas de El Reciclador es una de las más activas, porque durante la pandemia hay una gran necesidad por parte de la gente de tener una vía de escape. Y este sistema tan novedoso, que no te obliga a viajar ni a Holanda ni a Francia para traerlo, nos demuestra que en la Argentina también se están haciendo cosas interesantes que se pueden replicar en todos los niveles.
Nosotros usamos cubiertas de auto para cultivar. En nuestro país se tiran 18 millones de cubiertas por año, es un pasivo ambiental enorme. Nosotros utilizamos las veredas, no es necesario que sean muy anchas. Antes lo consensuamos con el frentista, tratamos de que sea una intervención artística, linda a la vista, y con el valor de la producción de alimentos sanos, seguros y soberanos. Son alimentos de cercanía, kilómetro 0, y a la vez una herramienta pedagógica para enseñarle al vecino y a la vecina cómo se producen los alimentos, cuáles son las ventajas, quiénes pueden producir y quiénes son los formadores de precios.


En un mundo que se cae a pedazos nosotros proponemos optimismo puro y hacemos florecer frutas y verduras en la puerta de tu casa. Entonces la gente se plantea: ¿otra ciudad es posible? Se quiebra esa bisagra que nos hace vivir mirando el mundo por la ventana.
-¿Cuál es el costo de esta iniciativa?
-Es un costo 0. A veces las autoridades también intentan hacerlo, pero al costo de un millón de dólares y ahí se nos complica. Nosotros tenemos el apoyo muy importante de Pro Huerta, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), un organismo de la Nación que se pone al servicio de la gente y nos brinda las semillas de forma gratuita. Pero nosotros también tenemos nuestra propia red de semillas. En mi huerta, en mi casa, produzco mis propias semillas desde hace 11 años. Pero cuando se trata de una gran cantidad de semillas, Pro Huerta nos ayuda. También nos ayuda el Ceamse con el chispeado que hace en José León Suárez. Con el apoyo de dos instituciones fuertes del Estado, creemos que un Estado presente es lo mejor que nos puede pasar a todos y a todas. Pero cuando empezamos, hacíamos todo solos, juntando tierra de los volquetes. En CABA y en provincia de Buenos Aires se tira gran cantidad de tierra. Nosotros no crecimos en la abundancia, nacimos para sufrir, esto se ha hecho con voluntarismo y austeridad.
-¿Cómo lograron ese apoyo?
-Porque los organismos ven que acá hay un trabajo social de éxito. Como dice Marcos Filardi (director del Museo del Hambre), nuestra tarea reconstituye el tejido social. ¿Por qué? Vecinos de más de 30 años en esta cuadra nos veíamos, nos intuíamos, pero no nos conocíamos. De pronto nos empezamos a hermanar en esto de cultivar verduras y empezamos a saludarnos y a hablarnos. De repente, un tipo que es plomero, que nunca trabajó en el barrio porque el vecino de al lado no sabía a qué se dedicaba. Y ahí se crea una red de trabajo incluso: prefiero llamar a un service de heladeras que esté a una cuadra de casa y no a alguien que venga de muy lejos. Hasta en el tema seguridad ya no es tan necesaria, porque siempre hay gente trabajando, tomando fotos, interviniendo, regando, conversando puertas afuera.
«Somos 40 voluntarios con ocho emprendimientos en CABA, en Burzaco, Malvinas Argentinas, Santa Rita, Monte Castro y Villa Mitre, entre otros lugares. Nosotros llevamos los plantines y la huerta se sostiene con el activismo ecológico de la gente: regar y cuidar las plantas.»
Carlos Briganti
-¿También composta?
-Tenemos dos composteras de 200 litros en donde los vecinos comparten el compostaje. Entonces ¡cartón lleno! Se reconstituye el tejido social, es más segura la cuadra, y los vecinos cosechan sus propias verduras.
-¿Qué cultivan?
-Coliflor, radicheta, lechuga, acelga, remolacha, zapallo, tomate, berenjenas, lo que se te ocurra. Yo proveo los plantines y cada vecino los riega. Yo solo riego mi frente y les enseño cuándo cosechar. Quizás en la verdulería no hay la variedad que tenemos nosotros.


-Sus alimentos son soberanos porque tienen sus propias semillas, ¿tampoco usan fertilizantes?
-Nuestro cultivo es agroecológico, no usamos fertilizantes, no necesitamos venenos. En mi terraza de 60 m2 nunca fumigamos. Es refugio de pájaros e insectos polinizadores. Acá hay una burbuja ecológica.
Si muchos siguieran el ejemplo, a nivel mundial, otra sería la vida en la urbanidad. Creeme que se puede cambiar el mundo
+ INFO: en IG, @elrecicladorurbano