En un artículo que se publicó en el diario La Nación, «Los riesgos de una agonía de la Tierra», el abogado ambientalista Luis Castelli y el filósofo y escritor Santiago Kovadloff describieron la importancia de la COP21, la reunión en diciembre próximo en París, que tiene como objetivo lograr acuerdos internacionales en lo que respecta a la reducción en las emisiones de carbono.
Dada la importancia del encuentro y las precisiones volcadas en el artículo, NOTICIAS POSITIVAS entrevistó a Castelli, para ampliar algunos puntos:
N+: -Nos impresionó el peso del sentido común que tiene este texto que publicaron en el diario La Nación…
-Estamos emitiendo una gran cantidad de gases y está muy probado por científicos prestigiosos del mundo que el calentamiento global se debe a una actividad humana. Sabemos los riesgos a los que estamos expuestos si superamos el aumento de temperatura en 2 grados antes de fin de siglo.
En este sentido, en diciembre, se realizará la Cumbre del Cambio Climático (COP21) en París. Este año es muy particular porque se analiza la posibilidad de establecer obligaciones de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Es una edición muy especial porque se han venido postergando resoluciones, pero se espera que este año se pueda llegar a un acuerdo mundial. Todo comenzó en los años 90 y aquella época derivó en el Protocolo de Kyoto, que establecía objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero exclusivamente para los países desarrollados. La cumbre de París que empieza el 30 de noviembre de este año aspira a lograr la disminución de emisiones gaseosas no sólo de los países desarrollados, sino de todos los Estados. Es interesante pensar que desde Kyoto a hoy, los países que estaban en vías de desarrollo hoy son los mayores emisores de gases de efecto invernadero, como es el caso de China, por ejemplo.
-Hay una pregunta que ustedes se hacen en el texto de La Nación: ¿Hay lugar para la tierra en el mundo del hombre? ¿Qué expectativas genera la cumbre de este año?
-Luego del fracaso de lo que fue la cumbre en Copenhague, esta es la cumbre que más expectativas ha despertado, y al mismo tiempo es la que más reuniones previas tiene. Hace un par de años se estableció, justamente por este principio de universalidad en la contribución a esta disminución a las emisiones, algo que se llama «contribuciones nacionales determinadas» que son metas de reducción de gases que los Estados ofrecerán al mundo en la reunión de París. Estas metas tienen como objetivo esto de no pasar el aumento de temperatura de 2 grados del que hablaba antes. Se espera que antes del mes de octubre se presenten esas reducciones voluntarias de acuerdo con las circunstancias de cada uno de los países. Hay muchos países que ya lo han presentado.
-Mencionaste el Protocolo de Kyoto. Haciendo el paralelismo con la COP 21 de este año, ¿cuán exitoso fue el Protocolo, y qué tan efectivo puede llegar a ser el COP21? ¿Cuál es la situación de la Argentina al respecto?
-Lo que ocurría en el Protocolo de Kyoto es que establecía obligaciones sin considerar las circunstancias de cada uno de los países. Podría haber sido más efectivo, pero no lo fue. Y en realidad no lo fue porque los principales emisores no fueron parte del protocolo, con lo cual no se puedo desarrollar en plenitud. Tuvo una prórroga a la que no adhirieron incluso algunos de los países firmantes. En cuanto a la COP21, no se sabe aún cuál será el instrumento jurídico que surja de la reunión. De todas maneras, se espera que lo que se acuerde este año no será vinculante sino hasta el 2020.
En cuanto a la situación de nuestro país, estamos en una posición bastante particular. Respecto a las contribuciones, todavía no hemos dado ninguna señal de que vayamos a presentar algo. Esto nos deja un poco «afuera del planeta». A pesar de que estamos en el grupo de países en vías de desarrollo, nuestra contribución a las emisiones de carbono son mayores que las de muchos países desarrollados. El problema es que para saber cuáles pueden ser nuestras medidas para reducir las emisiones, debemos primero consultar a cada sector involucrado (agrícola, energía, transporte), y hoy eso no se está haciendo.
-¿Usted y Santiago Kovadloff han decidido participar de la COP21?
-Sí, decidimos ir a la Cumbre para ver cómo ocurre el proceso de toma de decisiones, y si quienes nos representan son las personas adecuadas para tomar las decisiones o si finalmente están respondiendo a intereses sectoriales o de los países, y no de los ciudadanos del mundo. Vamos a oír y a reflexionar. De acá a la cumbre pensamos hacer unas tres notas más en La Nación, y seguramente alguna más durante la cumbre y una posterior a esa. La idea es generar un espacio de reflexión sobre el proceso, y sobre un hecho que nos parece de algún modo dramático.