¿Consecuencias inmediatas del efecto Let’s Dance! Hasta fines de mayo ya se habían recibido 70 pedidos de 14 prefecturas para habilitar locales bailables. Como en 2020 se harán en Japón los Juegos Olímpicos, eran muchos los que razonaban que Tokio no puede tener una hora para cerrar todo.
La compañía con sede en Tokio 3.0, para atender la creciente demanda, puso en marcha en junio un servicio que permite a los usuarios registrados visitar 18 locales nocturnos en zonas de entretenimiento como Roppongi y Shibuya por una cuota mensual de 3.900 yenes (38 dólares). La compañía recibió 1.300 preinscripciones para el servicio, llamado Live3S. La mayor proporción de interesados fueron hombres de 24 y 25 años.
La nueva disposición ofrece grandes oportunidades de negocio, incluso para empresas extranjeras que pueden invertir en el mercado sin preocuparse por restricciones legales.
Una de esas empresas es Pachá, dueña de una cadena de 16 discotecas, principalmente en Europa, con sede en Ibiza, España. Como parte de sus preparativos para conquistar el mercado japonés, Pachá organizó un festival de música en Tokio durante el Golden Week al que concurrieron 4.200 personas.
Por su parte, Maharaja Roppongi, una discoteca en Tokio, ve potencial en el mercado adolescente. Debido a que la ley modificada permite a los menores de 18 años entrar en las discos hasta las 10 p. m., prevé organizar eventos donde los jóvenes puedan bailar.
El dueño del local declaró al medio Nikkei que desean eliminar la imagen que tienen como sitio “peligroso” y “temible” y llegar a un público más amplio.
Incluso las salas de juego esperan llevar agua para su molino a través de campañas para atraer a las familias considerando que los menores pueden jugar en este tipo de instalaciones hasta las 10 p. m. (ojo, siempre y cuando estén acompañados por adultos).
Así que ahora, en Japón, todo es «Let’s Dance!».