MADRID.- El precio de una incubadora oscila entre los 6000 y los 60.000 dólares, dependiendo de las características del modelo. Una cifra difícilmente asumible para los países menos desarrollados. Además, se trata de equipos de funcionamiento muy complejo que cuando se estropean requieren importantes esfuerzos económicos y tecnológicos adicionales para su recuperación. Es decir, no solo resulta enormemente gravosa su adquisición para los hospitales de estos lugares menos favorecidos.
También deben valorarse las dificultades para su uso cotidiano y eventual reparación. Hace dos años, el joven ingeniero español Alejandro Escario planteó una posible solución a este problema mediante la fabricación de una incubadora que tan solo cuesta unos 300 dólares por unidad, y que además es lo suficientemente sencilla como para poder arreglarse con pocos medios.
Tanto es así que ya existen prototipos de esta incubadora in3, que así se llama, funcionando en dos hospitales africanos, concretamente en la Maternidad de Nikki, en Benín, y en el Hospital de Magbenteh, en Sierra Leona. Lo cual demuestra las posibilidades del proyecto, que fue desarrollado por Escario cuando el ingeniero contaba con tan solo 25 años de edad, en el marco del Programa Fab Academy de Fablab Madrid CEU. Se trata del Laboratorio de Fabricación Digital (FabLab) de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, perteneciente a la red mundial de laboratorios del Center for Bits and Atoms del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Por su trabajo, Escario recibió el premio Best Medical Project en los Global Fab Awards del año 2015.
La incubadora posee una estructura muy sencilla de madera fabricada gracias a una máquina de control numérico con pequeñas piezas de plástico. Dichas piezas han sido creadas gracias una impresora 3D. Además, la electrónica del aparato fue ideada para calentar y enfriar el espacio interno, así como para controlar la temperatura y humedad. El diseño de las patas permite la inclinación de la incubadora en función de las necesidades específicas de cada bebé.
Desde su aparición, se han ido incorporando progresivamente mejoras a la incubadora. En octubre del pasado año, en el marco de la feria Leon Mini Maker Faire, se presentó el cuarto y último prototipo hasta el momento, que incluye avances en la estructura, materiales, aislamiento y ventilación, además de añadir al módulo de temperatura y humedad dos nuevos módulos: uno para el tratamiento de la ictericia y otro para la gestión de la energía y la alimentación por batería y carga de la misma.
La nueva placa permite hacer un seguimiento del estado de la incubadora, temperatura, tiempos, humedad, etc. Dicha información se puede guardar en una tarjeta para su posterior análisis.
Un modelo replicable, de libre uso para quien lo necesite
La filosofía de los laboratorios de fabricación digital es netamente colaborativa. De hecho, todos los laboratorios de fabricación digital del MIT utilizan la misma tecnología, por lo que los prototipos que diseñan pueden reproducirse en cualquier otro laboratorio de fabricación digital. Desde el primer momento, la documentación está subida a la web, en un repositorio común a todos los laboratorios y abierto al público. La idea es que en aquellos laboratorios FabLab de países en vías de desarrollo se puedan fabricar sus propias incubadoras, a partir de los diseños compartidos.
+ INFO: https://fablabmadridceu.com