Más de 20.000 voluntarios universitarios de Un Techo para mi País trabajan por erradicar la pobreza en quince países de América Latina. Este el caso de Un Techo para Chile, la iniciativa premiada por el concurso regional Experiencias en Innovación Social, organizado por la Cepal con el apoyo de la Fundación Kellogg, que rompe con el mito de la apatía y falta de participación juvenil.
Actualmente se encuentra en campaña para erradicar completamente los campamentos (tugurios) en Chile para 2010, año del bicentenario de ese país.
Un informe de la CEPAL plantea que el 77 por ciento de los programas de servicios voluntarios involucran a jóvenes. Así se confirma en esta iniciativa, que nació en Chile en 1997, liderada por un grupo de universitarios apoyados por un sacerdote, y que en 2001 comenzó a expandirse por América Latina con Un Techo para mi país.
Ahora se ejecuta en la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, sumando el trabajo de miles de voluntarios y comunidades. En cada país asume un modelo que responde a sus propios desafíos y condiciones.
Esta iniciativa es una expresión de compromiso juvenil. Veinte mil voluntarios universitarios trabajan en estos quince países con familias que viven en campamentos. Esta es una de las regiones del mundo con la mayor proporción de personas que viven en situación de precariedad y hacinamiento, según constata la Cepal en su estudio “Pobreza y precariedad urbana en América Latina y el Caribe. Situación actual y financiamiento de políticas y programas”. Se proyecta que para 2010 esta población sumaría 143 millones de personas.
La bandera de lucha de los jóvenes voluntarios de Un Techo para mi País es justamente denunciar la urgencia de terminar con la miseria y actuar para cambiar esta realidad junto a la propia comunidad.
Las actividades implican resolver necesidades urgentes de techo (construcción de viviendas de emergencia), rehabilitación social (educación, micro créditos, bibliotecas, organización comunitaria, capacitación), y el desarrollo del entorno urbano.
Hasta hoy, más de 39.000 familias se han beneficiado. En 2010 proyectan estar presentes en todo el continente con más de 50.000 viviendas construidas.
En la oficina central de Un Techo para mi País, en Santiago de Chile, trabajan 120 profesionales que ponen sus conocimientos y experiencia al servicio de la región. Paralelamente, en los países donde está presente el proyecto, trabajan 90 jóvenes profesionales que luchan para dar solución a las problemáticas puntuales de cada país y del continente en su conjunto.