La ciudad de Buenos Aires es testigo de, lo que podría llamase, la extinción de la casa tradicional. En la actualidad, se construyen seis casas cada mil departamentos, una tendencia similar a la de otros grandes centros urbanos. Sobre este fenómeno, NOTICIAS POSITIVAS estuvo conversando con la arquitecta Marta García Falcó, coordinadora de los institutos de Hábitat Urbano y de Desarrollo Inmobiliario del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo.
García Falcó sostuvo que “no es raro que ocurra este fenómeno en Buenos Aires ya que el último Código de Planeamiento, de 1977, estaba pensado para densificar la ciudad. Se consideraba que iba a crecer en número de habitantes, cosa que no ocurrió en los últimos 30 años”.
“Hoy se ve que la previsión de los planificadores de los años 60 y 70 no se ha cumplido, pero igual se sigue construyendo dado que aunque la cantidad de habitantes no aumenta sí se vive de distinta manera”, comentó. Para la arquitecta influye enormemente el hecho de que la familia ya no es como la de antes, cuando padres, hijos, tíos y abuelos vivían en la misma casa. Hoy es más común que las personas vivan solas o con su pareja e hijos, entonces “es lógico que haya más departamentos, que son de superficie más chica y brindan mayor seguridad”, señaló García Falcó.
Además, la arquitecta explicó que otro factor que incide en la construcción de edificios es el costo de la tierra urbana. Señaló que hay zonas que por sus altos costos ya casi no se buscan, como Palermo y Caballito, y sí se está dando una tendencia a irse al sur, a La Boca y Barracas, que de este modo “cobran más vida, se dinamizan”.
A pesar de estas ventajas, García Falcó indicó que la construcción se da sin tener en cuenta normas morfológicas. Es por ello que “el Código de Planeamiento está en revisión. La idea es que se busque hacer crecer a la ciudad, no con factores numéricos sino dentro de normas de forma. Es decir, que no haya tremendas diferencias de altura, y que una casa familiar quede encerrada entre dos enormes torres de departamentos. También hay que decidir cuáles son los edificios que vale la pena conservar”, señaló.