“La Pachamama es el culto de los pueblos indígenas, de las comunidades andinas. Tenemos culto, aunque no figuramos entre los de la Secretaría de Cultos de la República Argentina. Sin embargo, más de la mitad de los argentinos tiene ascendencia indígena según demuestran los estudios realizados. Pero es el culto de un pueblo perdedor, por eso no se lo reconoce oficialmente. Nuestros pueblos antiguos siempre fueron cultores de la Pachamama. Para nosotros la componen los cuatro elementos de vida: el agua, la tierra, el aire y, fundamentalmente, la energía del sol. Es el sol el que equilibra y balance al vida. Se han interpuesto otras religiones, pero no creo en el sincretismo», dice el músico Tukuta Gordillo.
«El 1° de agosto es el día más importante de las celebraciones de la Pachamama, pero durante todo el mes y el año se le hace un reconocimiento a la Madre Tierra. Ese día se para, se hace un pozo en los patios de tierra de las casas y todos los paisanos ofrendan. Le dan agradecimiento, nadie le pide, solo nos juntamos para agradecer.»
Y la Pachamama también tiene sus comidas. La noche anterior ya han hecho un buen fuego en unas ollas de barro, en virques o cacerolones de barro, y han preparado las tistinchas que son los charques –carne seca al sol– de cabra, de vaca o de oveja, que hacen hervir. También echan las papas andinas, los primeros choclos de la temporada que ya están secos y los motes con picantes. Se hacen hervir toda la noche porque es toda carne seca, en esta época no hay verduras. Para postre, se hierven pelones y cachas de manzana. El día 1° se le da de comer primero a la Tierra en un gesto totalmente profundo, y después los paisanos se sientan a comer. También tienen sus bebidas: las chichas, los aguardientes, los singanis. Después se baila y se canta. Y en algunos otros lugares, los paisanos utilizan estos días para marcar el ganado. A las ovejas las marcan con una florcita de lana en la oreja, y en esa señalada se le pide a la Pachamama que siga asistiendo a los animales.
«Pero también en muchos momentos del año se celebra. Yo también lo hago. Cuando nos reunimos a tomar una rica chicha macerada, o un alcohol de estos, agradecemos y compartimos a la Madre Tierra un trago de nuestra bebida. Así se celebra”.
Los sonidos de la naturaleza
Tukuta Gordillo, el músico que recorrió el mundo interpretando música andina con su sikus, instrumento de viento del Altiplano, cuenta en primera persona sobre rituales, tradiciones y sonidos musicales con que se honra a la Madre Tierra el 1° de agosto en el norte argentino y en particular en Tilcara, su ciudad natal
Tukuta Gordillo ha recorrido el mundo con todos los grandes músicos de la música argentina como Jaime Torres y Ariel Ramírez. En representaciones de la Misa Criolla ha acompañado a Mercedes Sosa y Tomás Lipán. “Su” instrumento es el sikus, “un instrumento típico de los Andes por su melodía, afinación y ritmos, pero no es único de la región y aparece en distintas partes del mundo. Por ejemplo, las flautas pánicas son estos mismos instrumentos hechos con cañas, creo que es una necesidad de los pueblos pastores. En Grecia, en Rumania, en el Tíbet hay este tipo de flautas. Son pueblos de altura que hacen sus instrumentos con las cañas, con las siringas o los carrizos que crecen a orillas de los arroyos y las lagunas. E imitan el sonido de la naturaleza como el viento o los truenos».
«El miércoles de Semana Santa, después de tres días de peregrinación en las montañas, bajan desde el cerro hacia Tilcara, acompañando a la Virgen de Punta Corral, 8000 músicos soplando el sikus, como el que yo toco. Es un espectáculo único en el mundo”, dice el músico.