“El patrimonio nos cuenta cosas, tiene una memoria documental. Relata formas de vida, valores, situaciones económicas, sociales. Cuenta la manera en que concibieron el mundo nuestros antepasados”, sostuvo en NOTICIAS POSITIVAS el arquitecto Marcelo Magadán, especialista en restauración de edificios históricos y en gestión de conservación de patrimonio cultural y arquitectónico.
Hasta el domingo 12 de enero se podrá visitar una muestra de la que Magadán forma parte, llamada «Las Misiones Jesuíticas de la Región Guaranítica. Una Experiencia Cultural y Social Americana» en el Centro Cultural Borges, Viamonte esquina San Martín. Muestra en el Centro Cultural Borges.
[soundcloud url=»https://api.soundcloud.com/tracks/128734801″ params=»color=c9d300&auto_play=false&hide_related=false&show_artwork=true» width=»100%» height=»166″ iframe=»true» /]
Sobre esta muestra, Magadán comentó que “a través de 49 panales se da cuenta de los antecedentes, cómo fue la formación de los pueblos, aspectos de su arquitectura, del arte, la economía, la cultura, de la región jesuítico-guaranítica”.
“Cabe destacar que los paneles de la muestra han sido recopilados como parte del libro que lleva el mismo nombre de la muestra”. En él se cuenta, entre otras, la experiencia de restauración de San Ignacio Miní realizada entre 2003 y 2007 por el propio Magadán.
[soundcloud url=»https://api.soundcloud.com/tracks/128735202″ params=»color=c9d300&auto_play=false&hide_related=false&show_artwork=true» width=»100%» height=»166″ iframe=»true» /]
“Hubo una habilidad muy interesante en los jesuitas –sostuvo nuestro invitado-, porque en lugar de tratar de dominar con la fuerza de la espada y la imposición del idioma, lo que hicieron fue acercarse a los grupos guaraníes, aprendieron su lengua y trataron de respetar sus culturas”. Así lograron un nivel de interacción tan fenomenal que los 3500 o 4000 guaraníes de la región estaban manejados por dos jesuitas, “uno que se dedicaba a las actividades eclesiásticas y otro a las actividades organizativas y de administración de esos pueblos”.
Los guaraníes no sólo conocían muy bien su territorio, sino que eran muy hábiles. “Los jesuitas empezaron a ser los guías, llegaron arquitectos y músicos y les enseñaron a construir los instrumentos, a hacer sus edificaciones, a mejorarlas, a hacer trabajos de carpintería. Así se formaron bibliotecas y hubo un desarrollo importante en el arte”.
En este sentido, Magadán también sostuvo que el patrimonio, además de permitirnos conocer el pasado, “nos sirve para entender el presente. En este momento tenemos mucho consumo energético y la construcción en muchos casos no ayuda a limitar este consumo. En Buenos Aires, por ejemplo, hay cada vez más consumo de energía eléctrica para calefacción, en reemplazo del gas. Esto se suma a la falta de aislamiento de las construcciones que hacen que se dependa cada vez más de la calefacción y la refrigeración”.