La generación distribuida (GD) de energía ha cambiado considerablemente las nuevas concepciones de transmisión y distribución de electricidad al convertir al usuario en productor, reducir así la infraestructura en transporte necesaria para la entrega de la energía, y además disminuir las pérdidas en las redes.
La GD consiste en pequeñas fuentes de generación eléctrica distribuidas por la ciudad, ya sea en edificios, casas, escuelas u otro tipo de lugares públicos. Generalmente es un sistema de cooperación con las grandes centrales en un modelo descentralizado, lo que hace que una ciudad sea más autosuficiente y no dependa tanto de las grandes usinas para su abastecimiento.
La GD consiste en pequeñas fuentes de generación eléctrica distribuidas por la ciudad, ya sea en edificios, casas, escuelas u otro tipo de lugares públicos.
Tanto los sistemas fotovoltaicos como las instalaciones minieólicas pueden clasificarse en dos grandes grupos de acuerdo a si están conectados a la red o no. Los que no están conectados a la red, los sistemas aislados, son más comunes en aquellos sitios distantes de las redes de distribución de energía, como son las zonas rurales. Estos sistemas necesitan bancos de batería para almacenar la energía generada para su uso posterior. A diferencia de estos, los sistemas conectados utilizan la red como batería y compran o venden la energía producida. A estos últimos se los denomina generación distribuida.
Entre los beneficios de la GD de fuentes renovables se encuentran:
• La disminución de pérdidas de energía en el transporte, por lo que se genera además un ahorro económico.
• Las renovables son tecnologías de rápida instalación y con costos decrecientes.
• Se abre la puerta al uso masivo de las energías renovables, especialmente solar fotovoltaica.
• Es un modelo que se adapta a las condiciones locales y sobre todo puede gestionarse y redituar en beneficios económicos directos a la sociedad.
• Se favorece el desarrollo local y, por ende, el desarrollo regional.
En el Congreso de la Nación se está debatiendo desde hace más de un año un proyecto de ley que promueve la GD en el territorio nacional. Y si bien muchas provincias ya han avanzado con legislación propia, es necesario que desde el Ministerio de Energía de la Nación se implemente un plan de promoción para avanzar con las instalaciones.
Los puntos más importantes alrededor de los cuales se está discutiendo son:
- El instrumento tarifario, es decir, cómo y cuánto se le pagará al usuario/productor por la energía que genere y vuelque a la red.
- Los actores intervinientes, es decir, cuál será el límite en la capacidad de generación permitido.
- Los fondos que financiarán el programa de promoción.
- El impulso a la industria nacional.
En este momento, los legisladores de los distintos bloques que consensuaron el proyecto de ley están esperando las definiciones del Poder Ejecutivo, que está bastante demorado en su respuesta.
La generación distribuida abre la puerta al uso masivo de las energías renovables, lo que reduce drásticamente la emisión de dióxido de carbono (responsable del cambio climático), así como también lo hace el uso eficiente de la energía eléctrica.
Países de la región como Brasil, Chile y Uruguay ya cuentan con una normativa que permite las instalaciones domiciliarias con conexión a la red. La Argentina es uno de los países más rezagados de la región en la materia.