«En la escuela todos debemos ser capacitados en temas energéticos, no solo los docentes; hasta el portero del establecimiento debe saber más porque él es que se ocupa directamente del uso del agua, de las luces, etcétera”, aseguró un docente jujeño que participó de la etapa piloto del Programa Nacional de Educación para la Eficiencia Energética.
Los testimonios de los formadores son muy auspiciosos. “Los docentes estaban muy agradecidos de que les acercáramos esta formación. Sabemos que los cursos y talleres agregan puntaje a los maestros; sin embargo, hubo casos como en Mendoza donde la capacitación no estaba sujeta a puntaje y la convocatoria fue enorme. Además, los mismos maestros nos contaron que, como el tema les preocupa, se lo estaban trasmitiendo a los alumnos a partir de sus propias investigaciones vía Internet”, señaló un formador.
“Pero no nos quedamos solo con las escuelas donde tanto maestros como niños serán nuestros agentes de cambio; detectamos que en carreras como Arquitectura o Ingeniería, el tema energético prácticamente no se toca”, explica Andrea Heins. Por eso, en el Programa Nacional de Educación para la Eficiencia Energética se incluyen también cinco programas en Gestión de Energía, diez cátedras universitarias, centros regionales y la promoción de la investigación aplicada, lo que constituirá, además, una nueva salida laboral.
En el Programa Nacional de Educación para la Eficiencia Energética se incluyen también cinco programas en Gestión de Energía, diez cátedras universitarias, centros regionales y la promoción de la investigación aplicada, lo que constituirá, además, una nueva salida laboral.
Los objetivos son reducir el consumo energético en un 5,7 para 2025. Entre otras iniciativas, el 1° de junio se presentará en los medios un spot de ahorro de gas en vista de que el calefaccionamiento de una casa se realiza principalmente por combustible. Sería similar al que se llevó a cabo en el verano, dirigido al uso del aire acondicionado. “Dentro del hogar, debemos estar abrigados en invierno, no es necesario sentir calor. Se calculan unos 20 grados en los domicilios, pero por lo general las estufas no tienen medición de la temperatura”, señala la subsecretaria Heins. “Se trata de tener la misma calidad de vida o mejor, pero consumiendo menos, lo cual implica aspectos no solo técnicos sino de valoración cultural y educación ambiental para mitigar el cambio climático”, concluye.