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Dalila Puzzovio es una de las artistas plásticas argentinas más reconocidas dentro y fuera del país. Y ahora está con Journey, «un viaje primaveral, estético y didáctico que recorre su obra y su archivo personal», la muestra que hasta el 11 de noviembre puede visitarse en el Pabellón de Bellas Artes de la Universidad Católica Argentina (UCA), convocada por la licenciada Cecilia Cavanagh, directora del espacio. Allí, los asistentes pueden tener una idea cabal de su carrera y la década del 60 en el mítico Instituto Di Tella, que dejó su influencia en todos los artistas argentinos que siguieron.
La muestra se llama Journey, que en inglés significa viaje, “porque me parece que esta palabra en castellano no tiene el mismo sentido. En inglés me parece una palabra muy poética que habla de un transcurrir, de un encuentro con cosas inesperadas. En cambio, el viaje uno lo asocia con turismo. Esta muestra es mi transcurrir, mi carrera y no encontré un equivalente en castellano para reemplazar a Journey”.
En este sentido, la persona que visite la muestra va a encontrar un transcurrir, una evolución desde que “hice mi primera muestra con un clima de budismo zen, muy abstracto, hasta la megaobra que hice el año pasado en ArteBA, esa gran instalación que se llamó El deslumbre. Ahí uní los dos íconos de mi carrera que son la doble plataforma y el autorretrato. Entonces hice esa construcción donde la gente podía probarse los zapatos y tener sus cinco minutos de gloria, como decía Andy Warhol”.
Para esta retrospectiva Puzzovio trabajó con dos asistentes, Kekena Corvalán y Luciana Acuña, con quienes recolectó muchos artículos periodísticos sobre sus obras: “Armé siete carpetas en las que se cuenta el transcurrir, la diversidad de concreciones que tengo, todas mis realizaciones”.
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En esos años, la producción artística en la Argentina estaba entre las mejores del mundo, “los críticos nos decían que estábamos a la altura de New York o de Japón, venían por tres días y se quedaban un mes”. Un ejemplo que da la dimensión de lo que sucedía fue la creación en 1974 del Centro Pompidou, “a imagen y semejanza del Di Tella”.
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La carrera de Puzzovio, su transcurrir, no está marcada por ser una carrera típica, sino que fue netamente original: “Tengo el lujo de hacer siempre las cosas que tengo ganas. He hecho arquitectura, diseño de moda, de alhajas, hice un shopping de 7000 metros cuadrados. Mi carrera es como la de la Oca, siempre saco volver a empezar”.
En relación con la moda, Puzzovio destaca el placer que le provoca este tipo de actividad. Sus antepasados son todos italianos: «Soy de familia de inmigrantes; mi padre fue un gran diseñador industrial y mi abuelo un diseñador de jardines. En casa se hacía un culto de la moda, de las texturas, la llegada del sastre a casa era un ritual”.
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Mucha gente joven se acerca a Puzzovio con admiración y como referente del arte argentino. «Los jóvenes me agradecen por lo que hacíamos en el Di Tella, se respiraba espíritu de creación en el Di Tella, era oxígeno y alegría de vivir. Se creó un aura que hace que el mito siga. No queda duda de que es la década más importante del arte argentino contemporáneo”.
Además, Puzzovio comentó que en marzo hizo «una muestra en Córdoba y volví conmovida por la necesidad, el recuerdo, el aura y todo lo que se desencadena en la gente joven. Después me han mandado muchos mails adorables. Tienen una humildad y un deseo admirables porque tienen esa ingenuidad y esas ganas genuinas de saber. Es un estado del alma que da pureza y emoción muy grande, ver a los jóvenes así”.
Otro ejemplo de este contacto con los jóvenes sucedió hace dos años en Ushuaia, en el marco de las reconocidas Charlas TED, a las que Puzzovio fue invitada. “El tema para el que convocaron a hablar a 10 personas de distintos ámbitos fue la inspiración. Entonces cada uno habló sobre que fue para él la inspiración y cómo le sirvió para concretar su sueños, imaginarlos y llevarlos a la práctica, cada uno dentro de su área”.
Recordamos que Journey se puede visitar de martes a domingo, de 11 a 19 horas, en Avenida Moreau de Justo al 1300. La entrada es libre y gratuita.