“Para lograr una transformación social positiva hay que confiar y apoyar a los jóvenes; ellos desean un cambio profundo y tienen ideas innovadoras”, dijo Bill Drayton a NOTICIAS POSITIVAS. Egresado de Oxford y Yale, hace veinticinco años fundó Ashoka, organización civil sin fines de lucro que nació para acompañar la tarea de quiénes dedican su vida a impulsar procesos de cambio.
A través de Ashoka –en sánscrito quiere decir “ausencia de tristeza”– Drayton apoya a estos emprendedores sociales por considerarlos la base de una nueva sociedad posible. Asegura que el contacto con estas personas le proporciona un aprendizaje continuo y enriquece su vida personal. “Los emprendedores sociales son personas inspiradas, que llenan el espacio que queda vacío entre los negocios y la sociedad. Ellos proponen nuevos escenarios y reglas, son ejemplos de tenacidad y de profundos valores morales.El impulso que la organización dio a estas organizaciones se transformó en un movimiento global caracterizado por contagiar una luz de esperanza y que se agrupa con el lema “Se puede cambiar el mundo”.
-¿Cuál es la diferencia principal entre un emprendedor social y un emprendedor de negocios?
-Son un 90 por ciento similares, pero operan en ambientes diferentes. No es lo mismo crear una nueva industria que dirigir una franquicia local.
El emprendedor social tiene una visión y el deseo de ver esa visión convertida en una realidad; no se detiene frente a nada y transforma lo negativo hasta lograr sus metas. Ashoka acompaña a quienes provocan cambios estructurales a nivel social.
-El planeta está cubierto de regiones atravesadas por la miseria, el desempleo y la falta de acceso a los derechos básicos. ¿Qué tipo de estrategias cree que deberían ponerse en práctica para achicar esta brecha?
-Esto tiene que ver con brindarles a los jóvenes la posibilidad de hacer su contribución, de respaldarlos y permitirles crear para que, cuando se vuelvan adultos, puedan saber que tienen el poder. Ellos tienen las visiones innovadoras necesarias para facilitar el cambio de paradigma. No se puede esperar que todos los adultos cambien enteramente sus visiones, especialmente si no tienen la aptitud y disposición para hacerlo.
Es muy importante que los jóvenes sean protagonistas, ya que no solamente son muchos en cantidad, sino que son los que desean realizar una verdadera contribución. Ellos poseen casi naturalmente las herramientas de los innovadores, las que se requieren para ser verdaderos protagonistas de un proceso innovador: empatía, trabajo en equipo y liderazgo. Los jóvenes, más que otros, están deseosos de participar.
Y también lo están ciertas empresas que comprendieron esta posibilidad. Estoy muy entusiasmado por la acción de Staples que invirtió medio millón de dólares para desarrollar el programa Avancemos de Ashoka que estoy seguro abrirá muchas puertas a nuevos emprendimientos. Esta es una clara apuesta a la juventud como factor de cambio.
-¿Cuáles son las herramientas necesarias para ser un hacedor de cambios?
-Primero la empatía: se debe poder comprender al instante la implicancia de tus acciones. Esta capacidad no es genética, no la traemos al nacer. Una vez que se ha logrado este primer nivel sigue el trabajo en equipo. ¿Cómo avanzar en el mundo de hoy si no se es capaz de actuar en todos los roles del equipo y además trabajar entre equipos? Finalmente, viene el liderazgo, entendido como un liderazgo compartido, no autoritario.
-El sector social en la Argentina se cristalizó en organizaciones sin fines de lucro que necesitan de donaciones para seguir funcionando. ¿Esto las hace vulnerables?
-Hay que preguntarse cuántos negocios fracasan, y la respuesta es que un alto porcentaje. En ambos casos, tanto en el sector de negocios como en el sector social, hay personas que aportan recursos. La diferencia es el lenguaje, pero al final del día si la organización social no produce suficiente impacto en su entorno se quedará sin apoyo. Esta es una de las ventajas de pertenecer a este sector cada vez más competitivo.
-El movimiento de los emprendedores sociales crece en el mundo y se fortalece en la interacción con otras organizaciones con fines sociales como, por ejemplo, Avina en América latina. En este contexto hay quienes ven este movimiento como una plataforma política, ¿qué opina?
-Avina está haciendo un buen trabajo, una contribución importante y, por supuesto, tanto sus líderes como los de Ashoka están capacitados para realizar varias tareas. Los emprendedores sociales no le temen al riesgo y se apasionan por lo que hacen, tienen talento para imaginar los posibles nuevos escenarios, y la resolución y persistencia necesarias para transitar estos senderos sin detenerse hasta lograr sus objetivos. Buscan cambios estructurales, se dedican a los problemas de fondo, y es ahí donde ponen toda su energía. No buscan brillo propio ni suele interesarles el protagonismo excesivo. Si uno tiene el don y el regalo de trabajar en estos temas, ¿por qué desearía hacer otra cosa?
-¿La empresa social es un nuevo tipo de negocio?
-Si, esta categoría está creciendo exponencialmente. Pero la ¿diferencia? entre los negocios y la sociedad es que los negocios hicieron el pasaje hacia la competitividad con mayor rapidez que el sector social. Ambos sectores se diferenciaron y la verdad es que no se llevaban bien.
Las diferencias en cuanto a productividad se achicaron durante las últimas dos décadas y hay nuevas oportunidades de colaboración entre ambos sectores. Uno de los temas en los que estamos trabajando en Ashoka es demostrar que hay un nuevo mercado potencial para ambos, y ya lo estamos demostrando en cuatro industrias, en casos en los que se unieron herramientas de negocios con grupos de ciudadanos que ahora son emprendedores sociales competitivos. Juntos son más fuertes y pueden generar nuevos mercados: todos ganan.
Actuando juntos estos sectores pueden cambiar la cara de la agricultura en poco tiempo. Estamos trabajando en esquemas similares en India, Brasil y la Argentina. El sector social abre nuevas posibilidades de negocios para las compañías. Esto no era posible hace diez años. Muchas empresas no ven esto aún, pero las que lo ven están obteniendo resultados exitosos.
– Usted suele decir que le gusta salir a caminar con su mochila a cuestas. ¿Qué le sucede en esos momentos de soledad? ¿Sus motivaciones se han mantenido intactas a través de los años? ¿Es usted un hombre feliz, Bill?
– Es difícil describir lo que significa tener colegas maravillosos, estar rodeado de personas que no son cínicas y poseen valores profundos, personas que generan cambios de fondo. En términos de placer personal lo que sucede es que nunca termino de aprender. Me voy de un lugar en donde un proceso de cambio está por comenzar y regreso a los cinco años para ver que las metas han sido superadas: lo imposible se transformó en posible gracias al deseo profundo y el compromiso de esta gente. Ser testigo de todo esto es muy movilizador: ¡veo tanta riqueza en estos seres humanos!
-¿Ashoka es una cultura?
– Si, algunos dicen que lo es y que sus particularidades son la visión y la humildad.
-¿Cree que los emprendedores sociales señalan un camino posible para generar un cambio social profundo?
– Sí, definitivamente creo que las generaciones más jóvenes vivirán en un mundo mucho mejor que éste.
+ INFO: www.ashoka.org.ar