Cuenta Sylvia Molloy en el capítulo «Encuentros clandestinos» (página 15) de su libro Citas de lectura:
«De adolescente, el placer de la lectura se me daba sobre todo en inglés. La lectura en castellano era más bien un deber, estaba reservada al colegio, a los libros de textos, a algún clásico tedioso: por ejemplo, Marianela de Pérez Galdós. El placer vino más tarde y tuvo mucho que ver con el secreto…»
Muy pronto, como se ve, Molloy define en su libro qué es para ella «el placer de la lectura». Esos encuentros secretos, personales, lejos de toda obligación, con un libro, con los libros, ese verdadero cuerpo a cuerpo que todo lector encara con el objeto de su lectura hacen que leer siga siendo lo que es: algo mágico y misterioso, que a pesar de ser único como experiencia, inmediatamente se quiere compartir con los otros para sentir después el placer de la lectura en compañía.
No es la primera vez que Sylvia Molloy trata el tema de la lectura como un hecho principal en su vida personal y profesional. En Vivir entre Lenguas (Eterna Cadencia Editora, 2016), libro en el que narra su vida como hablante trilingüe («Para simplificar, a veces digo que soy trilingüe, que me crié trilingüe, aunque pensándolo bien la declaración complica más de lo que simplifica»), también acude a sus múltiples lecturas en español (idioma en el que finalmente escribe), en inglés y en francés, para reflexionar sobre la lengua y el plurilingüismo.
Molloy nació en Buenos Aires, y es conocida esencialmente como novelista y crítica: autora de las novelas En breve cárcel y El común olvido, entre otras, y de libros de crítica como Las letras de Borges, Acto de presencia y Poses de fin de siglo. Actualmente es Albert Schweitzer Professor in the Humanities Emérita de la Universidad de Nueva York, en donde dirigió durante varios años el programa de escritura creativa en español.
No es común encontrar un libro de relatos de experiencias como es este que sea tan apasionante en cada uno de sus ejemplos, pero Citas de lectura concita el interés más vivo desde el principio hasta el fin.
Claro que el lector, cada lector, tiene la libertad de marcar sus favoritos y, justo es reconocer, esta lectora que soy yo no puede dejar de elegir tres: el ya mencionado «Encuentros clandestinos», en el que se permite dudar de la palabra de Sarmiento: «Volviendo a Sarmiento: pienso que así debía leer, o hacer que leía, ‘todo Walter Scott’, con alguna directora de colegio imaginaria que le indicaba las partes aburridas que debía saltear para poder terminar el libro»; «Leer en traducción», cuando Sylvia descubre, haciendo su tesis doctoral, libros leídos en la infancia en español, pero esta vez leídos en francés, que se le aparecen como nuevos, y, por último, «Padre del aula», en donde se reencuentra con Sarmiento, con sus libros y con la lectura de sus libros, y cuenta cómo este escritor tan personaje él se volvió así uno de sus guías.
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#MundodeLibros quiere ser no solo una columna de comentario de libros sino algo más: una manera de mostrar cómo con la imaginación y la lectura se puede viajar de otra forma por el mundo de hoy, gracias a los libros. Porque, como los libros, el mundo tiene todos los tamaños, formas, colores, materiales, seres humanos, seres mágicos… Ojalá podamos convencerlos de que es así.