Como cada año el 11 de febrero, hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Este Día fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 22 de diciembre de 2015, para lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas.
Las Naciones Unidas nos recuerdan también que el 11 de febrero busca ser un recordatorio efectivo de que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en las comunidades de ciencia y tecnología, y que su participación debe fortalecerse. La celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia está dirigida por la Unesco y ONU-Mujeres, en colaboración con instituciones y socios de la sociedad civil que promueven el acceso y la participación de mujeres y niñas en la ciencia.
A pocos años de esta declaración, la celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia nos encuentra en un punto intermedio. Hoy, menos del 30 por ciento de investigadores científicos en el mundo son mujeres. Algo se ha avanzado, pero no lo suficiente como para hablar de igualdad de oportunidades de desarrollo y de trabajo para las mujeres en las áreas de ciencia y tecnología y, en especial, en las carreras de Informática.
Efectivamente, las áreas tradicionales de desarrollo de las mujeres en ciencia han sido, y siguen siendo, sociedad, educación y salud. Pero en las ciencias denominadas «duras» la realidad es otra. Es decir, subliminalmente, permanecen los estereotipos de género que ubican siempre a la mujer en los mismos ámbitos de acción social.
A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) ha aumentado enormemente en los últimos años –en este contexto se inscribe la adhesión de la Argentina como país piloto al Proyecto SAGA de la Unesco–, las mujeres están insuficientemente representadas en estos campos en todo el mundo.
La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos en la Agenda 2030 de la ONU. Un estudio reciente realizado en 14 países, indicó que la probabilidad de que las estudiantes mujeres terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18 por ciento, 8 % y 2 %, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37 %, 18 % y 6 %.
Insistimos, la ciencia y la igualdad de género son fundamentales para el desarrollo sostenible. Si esto no se entiende y no se empiezan a cambiar las pautas culturales al respecto, en la familia, en la educación –primaria, secundaria y universitaria– y en el trabajo, poco se reducirán las asimetrías de género en las carreras científicas.
Un estudio reciente realizado en 14 países, indicó que la probabilidad de que las estudiantes mujeres terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18 por ciento, 8 % y 2 %, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37 %, 18 % y 6 %.
Sin embargo, recientes nombramientos en nuestro país ayudan. Ana María Franchi, investigadora superior del Conicet en el área de Química Biológica y presidenta de la Red de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT), fue designada el mes pasado presidenta del Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Y Susana Mirassou, ingeniera agrónoma (UBA) y magíster en Economía Agraria y doctora en Ciencias Sociales, asumió hace poco la presidencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), un hecho histórico porque se trata de la primera mujer en llegar a dicho cargo.
Y hay más metas para este 2020. Una es conseguir que el Senado apruebe la ley que impulsan la diputada Carla Carrizo junto con la RAGCyT (@RAGCyT, en Twitter) para reducir las asimetrías de género en las carreras científicas.
Celebremos todos juntos este día. Vale la pena seguir adelante, mejor formados e informados, y más decididos a cambiar. De esta voluntad depende, en gran medida, la vida de la sociedad global en el planeta.
+ INFO: Mujeres con Ciencia @mujerconciencia; Valeria Edelsztein (@ValeArvejita en Twitter/ #Contemos historias); Gloria Bonder / Flacso Argentina