Desde el año pasado, Satoshi Kondo es el director artístico de la casa Issey Miyake, y hace pocos días presentó su segunda colección ready-to-wear para la marca dentro de la Semana de la Moda en París, esta vez durante la pandemia. Esto obligó al diseñador y a su equipo a comunicarse de modo digital, pero llegado el momento de tocar las texturas, aplicar la moldería y coser, la cuestión se transformó en envíos reales, en cuidadosos empaques y una tediosa distribución entre París y Tokio. Allí surgió una idea que combinó la necesidad de practicidad con el ADN de la griffe, basada en los delicados plisados que creó Miyake, probablemente inspirados en el milenario arte del origami.
El director artístico (que no es pariente de Marie Kondo pero debería por la similitud de criterios) pensó en el proceso de empaquetar y desempacar prendas, el desperdicio, los volúmenes, el costo del transporte. Todas estas ideas no son nuevas en ningún ámbito, tampoco en el de la moda, pero no se había desarrollado desde el diseño una apuesta tan fuerte a la sustentabilidad. Traer su propia bolsa, rellenado de envases… Punto para la situación de pandemia.


Satoshi Kondo pensó en la construcción de una pelota de béisbol, por ejemplo: si la cortamos hay dos piezas que se pueden aplanar. De manera similar, muchas prendas en su línea de primavera se pueden desabrochar o desatar para que se vuelvan planas. Su buzo con capucha, por ejemplo, se puede abrir para crear una pieza de tela que sea fácil de doblar y transportar.
Un chaleco sin costuras se puede descomprimir en dos mitades. Kondo habla de piezas «experimentales». Algunos looks están hechos con tela de algodón y ramio con un estampado colorido de diseño empapelado de paredes, mientras que otras prendas se inspiran en este motivo de “habitación temporal”.
“Realmente fue la idea de jugar con la construcción de cada pieza y prenda”, explicó Kondo, y agregó que podrían estar aplanadas o guardadas en una pequeña bolsa. «También tenía en mente cómo se exhiben las prendas, por lo que los maniquíes plegables, hechos de pequeños tubos de plástico livianos, se usarán esta temporada en las salas de exhibición”, señaló el diseñador.
En un almacén de las afueras de Tokio
El video que presenta la colección de primavera fue filmado en un almacén en las afueras de Tokio, que hoy sirve como galería. Kondo eligió este espacio del almacén porque simboliza la idea de almacenar, empacar y enviar cosas, y considera que está en sinergia con la colección.


Para ello, junto con el fashion film que muestra modelos que caminan por la galería, hay un video stop-motion que muestra la construcción y deconstrucción de cada prenda. Kondo espera que este punto de vista diferente haga que la gente piense en la moda como una obra de arte, y no solo como algo para guardar fácilmente en una valija o un cajón (algo que sí apreciaría su tocaya). Satoshi Kondo ya mostró su impronta en la marca el año pasado con su primera colección aunque siempre ceñido al concepto del maestro Miyake que habla del “ma” o espacio entre dos entes, en este caso, el cuerpo y la prenda. Esto hace que su ropa se adapte a todo tipo de cuerpo. Kondo, de 35 años, presentó abrigos fabricados a partir de material de paracaídas que se hinchaban con la resistencia del aire mientras las modelos se deslizaban sobre monopatines eléctricos; esculturas similares a las pantallas de una lámpara descendían desde el techo y se transformaban en vestidos, además de los clásico vestidos de seda cortados al bies. Este año ganó la austeridad y el sentido común, pero sobre todo, la creatividad.