Cupos de basura per cápita, micro chips controladores y fuertes multas para quien no cumpla las reglas, son pautas habituales en países conscientes de los problemas que trae aparejado el no sostener una política adecuada de manejo de residuos.
Conversamos con Lorena Pujó de la campaña de contaminación de Greenpeace Argentina. Desde Escocia, Peter Shreiber nos cuenta como es el sistema de recolección de residuos, explica el rol activo del municipio y comenta que sucede en otros países europeos.
«Si no te cuidas el tema de la basura es un problema grave en una isla como esta. Actualmente todos tienen mucho cuidado con esto porque la isla es un espacio finito, simplemente no hay lugar de sobra. Los más extremistas hablan de que va a pasar en los próximos 20 o 30 años si no nos ocupamos del tema seriamente hoy», comenta Peter Shreiber a NOTICIAS POSITIVAS en una conversación telefónica con Escocia.
«En el Reino Unido, hace poco más de un año que se hizo obligatorio el reciclado de desechos», dice Shreiber, «el gobierno autorizó entonces a los municipios de cada ciudad a proveer a cada casa y lugar de trabajo de cuatro recipientes plásticos con rueditas (todos con capacidad para cuatro bolsas de basura), diferenciados de acuerdo con los colores:
-Uno (negro) para desechos orgánicos domésticos;
-Otro (verde) para todo lo relativo a desechos de jardinería;
-Un tercero (azul) para todos los plásticos;
-Un cuarto (azul oscuro) para todo lo relacionado con vidrios.
Al mismo tiempo, la municipalidad se hace cargo de la entrega a cada casa o lugar de trabajo de hasta tres bolsas negras de plástico para dichos residuos.
Promulgada la ley, el siguiente paso fue la recolección en las casas y lugares de trabajo. Dado que la temperatura media anual en el norte de Inglaterra y más hacia Escocia es de 15 grados, la basura de las casas y jardines se recoge cada dos semanas. La semana intermedia se recoge el contenido de los recipientes para plásticos y vidrios. Lo hace un camión totalmente automatizado, al comando de un único conductor, quien presiona un botón para que el camión vacíe los contenedores. Con esa temperatura promedio, la basura se mantiene perfectamente bien si está empacada en las bolsas provistas y puestas dentro de los recipientes con rueditas.
Para evitar exceso de basura per cápita (todos nos equivocamos de vez en cuando tirando un montón de cosas en basuras equivocadas), ahora hay un micro chip en los recipientes que son recogidos por el camión, que mide el peso total de la basura de cada vecino; ésta no puede exceder determinada cantidad de kilos, comparada con la recolección anterior, porque si no llega la multa por correo. Y esto se cumple inexorablemente.
Entonces, cada uno tiene en su cocina un par de basureros donde se vierte uno u otro desecho que luego termina en uno de los recipientes con rueditas, afuera. La no acatación de estas normas tiene una primera multa de 250 dólares y de hasta 1000 dólares por reincidencia.
El desecho orgánico de las casas se convierte en abono/fertilizante (mucho del cual se exporta como tal), los plásticos y vidrios se reciclan en fabricas y vuelven a la manufactura, etc. Muy poco se utiliza para relleno de tierras.»