Luego de las dos audiencias públicas en el Congreso sobre las represas en Santa Cruz, poco fue lo que se pudo avanzar favorablemente para que el proceso se interrumpiera. Para Hernán Casañas, que es director de Aves Argentinas, una de las ONG que ha llevado adelante el cuestionamiento prácticamente desde el comienzo, aunque hace tiempo que se oye hablar de energías renovables, pareciera que lo que se dice no se está poniendo en práctica.
«En relación con la audiencia pública, que determinó la Corte Suprema de Justicia, la realidad es que ahora la última palabra la tiene justamente la justicia federal, con lo cual nosotros actuaremos en función de los fallos con las argumentaciones que tenemos en relación a este proceso», aclara Casañas. «Hay muchísimas irregularidades en el proceso de creación de estas represas. Son tantas, que parece mentira que estos procesos puedan convivir con semejante falta de transparencia. Esperamos que la Justicia dictamine en forma positiva y se mantenga la medida cautelar que en su momento se planteó.
GM: -Es decir que esto puede llevar bastante tiempo…
-Sí, son procesos largos, lo cual no implica que no se avance como ya lo han hecho. De hecho, todos los campamentos pioneros en la zona del Río Santa Cruz están trabajando y ya están generando un impacto muy grande en un proceso que es poco lógico, porque si hay que parar hasta no tener los resultados del impacto ambiental, tiene poca lógica que se siga trabajando en el lugar, ¿no?
-Este seguir avanzando a pesar de que hay un reclamo en la Justicia, es como decir “seguimos, total no pasa nada, y una vez que esto esté tan avanzado, ¿quién va a querer retroceder?”
-Creo que es una forma de presionar, y a la vez poner en consideración de la opinión pública el hecho de que se está dando trabajo a la gente. La verdad que es un trabajo de muy corto plazo, y creemos que son más las consecuencias a nivel social en los pueblos de la región que a largo plazo se van a generar, que los beneficios que les van a dar a los santacruceños. El tema laboral es algo que, por supuesto, se pone en el tapete porque también es políticamente correcto decirlo, y hasta diría que es demagógico, ¿no?
-Y se evita hablar de que una vez que las represas estén hechas, el trabajo desaparece.
-Totalmente. Primero que no se sabe bien el origen de la mano de obra, porque no hay ningún documento que diga “esta obra dará trabajo a santacruceños o argentinos», y ya ha pasado en otros lugares del mundo que los chinos desembarcan con su gente. La dinámica de todo este proceso social es muy compleja y tampoco ha sido debidamente analizada.
-De todas formas, da la impresión de que el hecho de que se hayan realizado las audiencias públicas es también positivo, ¿no?
-Creo que tuvo una repercusión enorme, mucho más grande de lo que podíamos pensar. En los políticos en general, en el Congreso tuvimos realmente mucho feedback por parte de muchísima gente. Hasta ha habido legisladores que nos han dicho que realmente creían que no se debería hacer las represas. Pero bueno, evidentemente los compromisos son insalvables desde el punto de vista político, y es ahí cuando decimos que la cuestión ambiental es realmente un mero trámite, un obstáculo a la hora de construir estas megaobras.
AMB: -Esto tiene que ver con un doble discurso permanente, algo que define la época en la que estamos en la política en general.
-Desgraciadamente la política medioambiental se usa demagógicamente. Pero creo que no hay demasiadas opiniones claras que hayamos escuchado hasta el momento, porque hay cuestiones de lealtad política que hacen que muchos legisladores no hablen, o se callen, pero acá se está convalidando un proceso que no es transparente y que es ilegal en varios aspectos, como ya vamos a manifestar en la Justicia.
GM: -¿Van a trabajar también sobre el tema de las plantas nucleares?
-Desde Aves Argentinas no lo estamos tratando particularmente, pero sabemos que es un tema que se viene. Nosotros estamos plenamente a favor de las energías renovables y creemos que además es posible, pero se necesita cambiar la matriz ideológica un poco en la gente y en los funcionarios mismos. Es algo que ya está sucediendo en el mundo: las represas ya son tecnología obsoleta como bien decía el ingeniero Carlos Tanides en la audiencia pública, en donde dijo: “Cuando nosotros inauguremos estas represas será como sacar a la calle una carreta, y la habremos pagado como un Fórmula 1”. Es la mejor analogía para entender esto de las represas.
-Todos estos temas deben tener la mayor difusión posible para que los usuarios de energía en general nos informemos.
-Estamos en un punto de inflexión en la historia del ambientalismo en la Argentina. Es muy importante y trascendente la forma en que se han unido las organizaciones ambientalistas más importantes en contra de este proyecto, y lo que también hay que decir es el por qué de nuestra oposición. Más allá de que la ecuación desde el punto de vista energético no cierra (es un mal negocio), si vos tomás desde una punta del río a otra, existen argumentos sobrados para que se entienda que la obra va a tener un impacto ambiental fenomenal. El pasivo ambiental que nos van a dejar estas dos megaobras va a ser fenomenal. Se pone en juego un patrimonio de la humanidad como es el Parque Nacional Los Glaciares, más todo lo que es el patrimonio cultural, la parte arqueológica, de varios tramos del río hasta la desembocadura -el estuario del Río Santa Cruz-, un sitio de importancia internacional para la biodiversidad. O sea, desde donde se mire, es un desastre, y eso es algo que lo saben perfectamente el gobierno anterior y el gobierno actual.
AMB: -En términos de la licencia social, ¿cómo está este tema?
-Mi lectura, conociendo y queriendo mucho la provincia de Santa Cruz -desde hace años trabajo allí-, es que hay muchísima gente que está en contra de las represas, incluso muchos intendentes. Lo que pasa es que mucha de esa gente no se anima a hablar, pero de a poco se están despertando y están entendiendo hacia dónde se dirige este proceso, y creo que en breve se van a hacer escuchar las poblaciones de El Calafate, Chaltén, Piedra Buena, Río Gallegos…
Desgraciadamente, hablamos de una región de muy poca densidad demográfica, pero sí con pueblos de raigambre turística que están muy comprometidas. Creo que esa gente de a poco va a ir reaccionando, y ya lo está haciendo de hecho.