Hace unos días publiqué en NOTICIAS POSITIVAS una nota sobre el trabajo y la tecnología. En ella reflexionaba acerca de esa nueva relación que se establece hoy entre la tecnología y el trabajo, a partir de una excelente charla TED Talk de David Lee, especialista en innovación que se desempeña como vicepresidente en Innovación para la empresa de logística UPS. Me pareció interesante el concepto de «humanizar el trabajo»: creo que es algo que las nuevas generaciones demandan y que los empleadores adeudan.
En la charla, Lee analiza el cliché de que los avances tecnológicos destruyen el empleo. Analiza también la sistematización/división de tareas en los trabajos. Cree que esa forma de ver el trabajo limita la creatividad y el talento, y genera «aburrimiento» en los trabajadores, forzados a realizar a diario tareas repetitivas. No podría estar más de acuerdo.
Pertenezco a la llamada generación millennial, los que crecimos con las nuevas tecnologías, casi paralelamente. Hoy, muchos de los jóvenes que se insertan en el mundo laboral están teniendo grandes dificultades para sentirse motivados dentro de este, sobre todo para pensar en una carrera en una empresa, algo que en otras épocas era normal. Creo que en gran medida esto ocurre, justamente, porque los trabajos no nos ofrecen demasiadas oportunidades de crecimiento personal, nos encasillan, nos estandarizan. Nos obligan a ser, en el trabajo, una persona distinta de la que somos en otros ámbitos. Y eso no tiene por qué ser así.
Las nuevas generaciones prefieren trabajos más interesantes, que las hagan sentirse útiles, con propósito. Para ello, necesitamos que los empleadores se adapten a la nueva realidad y piensen en trabajos más flexibles, quizá basados más en objetivos que en horarios, y que fomenten la imaginación, la creatividad o, sencillamente, que busquen explotar los talentos de los trabajadores, muchas veces obligados a «dejarlos en casa». Esos talentos que cada uno tiene y explota fuera del ámbito laboral también pueden ser útiles en el trabajo. Pueden, incluso, ayudar a aumentar la productividad de la empresa.
Muchas empresas ya han tomado nota de esta realidad y están actuando en consecuencia. Ocurre sobre todo en las empresas más jóvenes y ligadas a Internet, como Google o Facebook. Es algo que pronto va a tener que ser analizado en profundidad por todo tipo de empresas, porque es lógico pensar que los trabajos «simples» van a ser (y están siendo) los primeros en desaparecer a manos de la tecnología. Pero esta realidad no tiene por qué implicar el fin del empleo, puede implicar el comienzo de una nueva era.
Cabe preguntarse: ¿la tecnología realmente destruye empleos? ¿O genera nuevos empleos y «mejora» los empleos ya existentes, haciéndose cargo de las tareas aburridas y monótonas que tanto nos molestan?