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lunes 22 de abril de 2019
Día de la Tierra: ¿qué hacemos hoy por nuestra casa?
Desde 1970 este día se ha convertido en una celebración mundial todos los años. Hoy, debemos ir más allá de la fecha; ahora debemos pensar en que todos los días de nuestra vida son de la Tierra

Hay un cuento de Ray Bradbury, «La ventana de color frutilla» (The Strawberry Window) del libro Remedio para melancólicos (1959), en el que, como en todos los suyos, se anticipa en el tiempo a las consecuencias de lo que los humanos hemos hecho con nuestra casa, la Tierra. Una familia terrestre debe abandonar el planeta en viaje a Marte, rumbo que muchas otras familias deben emprender para colonizar esa nueva casa, después de haber destruido la primera. No son muchas las pertenencias que pueden llevar, pero entre ellas hay una ventana que todos aman. Una vez instalados en el planeta rojo, la ventana se vuelve también roja, de un rojo tan primoroso como el color de las frutillas. Con esa nueva vida que empiezan quizás hayan aprendido también otra forma de cuidar el nuevo hogar.
Es todavía improbable que podamos mudarnos, no ya a Marte sino a cualquier otro planeta de nuestro sistema solar. Y si eso ocurre, no será en un futuro próximo. Lo que sí parece muy próximo aquí en la Tierra, nuestra única casa, es que los recursos de los que disponíamos ya no alcanzan para todos los que la habitamos, por derroche, por mal uso y por mala distribución. Ni siquiera, dicen los expertos, dos planetas como la Tierra nos alcanzarán si seguimos consumiendo a este ritmo desaforado los recursos naturales.
Es decir, entonces, que ya no basta con un Día de la Tierra: todos los días de nuestra vida de ahora en adelante deberán ser el Día de la Tierra. Deberemos aprender a cuidarla, a reciclar lo que producimos, a distribuir entre todos, en todos los sectores y desde todos los países del mundo.
Los jóvenes parecen haberlo comprendido ya cabalmente. Con Greta Thunberg a la cabeza, la activista por el clima de 16 años que no trepida en avisar que tiene Asperger, los jóvenes de todo el mundo se están uniendo para poner en práctica las estrategias que permitirán que la Tierra, este Día de la Tierra y los que sigan, pueda recuperarse en parte, mitigar el desastre que sucesivas generaciones de humanos nos hemos complotado para llevar adelante.
Quieran los administradores y gestores políticos, económicos y sociales oír a estos jóvenes, que reclaman contra una «pesada herencia» de la que pronto tendrán que hacerse cargo. No la hagamos, nosotros adultos, más pesada e irrecuperable.