¿Se puede vivir del arte? Los artistas saben que sí
Los viajes por Australia y distintos países del Asia, pintando murales en los hoteles en los que se alojaba, le permitieron a esta artista vivir de su trabajo y experiencias

Sí, es posible. Si confiás en vos mismo, producís y te mantenés activo, es posible. Un artista, al igual que un emprendedor, solo depende de sí mismo. Por lo que volverse protagonista y dejar de esperar que las cosas simplemente pasen es clave.
Pero no alcanza con que te guste o tengas una buena idea. El paso siguiente es tener iniciativa y es imprescindible para empezar el propio camino. La constancia es fundamental para plantearse nuevos desafíos y buscar oportunidades permanentemente. Además, es importantísimo también mantenerse dinámico, y lo que a mí me hace estar en movimiento es justamente mi pasión por lo que hago. De esta forma mantengo el entusiasmo, la confianza y consigo ser firme en las metas que me trazo.
No digo que sea fácil renunciar a trabajos más estándares para decidir dedicarte a tu pasión y apostar todo por el sueño de vivir del arte, sobre todo en nuestro país, pero no es imposible.
Yo tuve la oportunidad de vivir el año pasado en Australia trabajando en eventos de arte y vendiendo mi obra. Después, viajé gratis por países asiáticos como Indonesia, Sri Lanka y Maldivas gracias a mi arte, pintando murales en los hoteles en los que me alojaba. Esta experiencia me hizo entender que para comunicarse no importan tanto los idiomas o las religiones; siempre logré hacerme entender y conectar con los demás gracias a mi arte. Realmente mis murales me unieron a las personas con las que me encontré viajando. La gente valoraba enormemente que mi obra esté en sus paredes. Esa valoración por mi trabajo, el tiempo que me regalaron y su amabilidad gratuita consolidaron mi confianza personal como artista.
En marzo vine a Buenos Aires a visitar a mi familia por tres semanas y la cuarentena por el Covid-19 me dejo varada en la Argentina sin poder seguir viajando con mi arte por el mundo. Me encontré sin trabajo, aislada y sin certeza alguna. Lo único que tenía para ofrecer era, una vez más, mi trabajo. Y acá terminé de confirmar algo que en verdad es bastante simple: si yo soy feliz pintando, si confío en mí, si pinto todos los días y tengo la iniciativa suficiente para levantarme cada día con ese norte, el rédito económico seguirá llegando como consecuencia.
Así que finalmente, tome la decisión de empezar a llamarme a mí misma Artista. Trabajo cada día para que así sea, y así es.
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La autora estudió Artes Visuales en la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA); actualmente trabaja como artista visual freelance. En Instagram, @yo_julia_