Se conoció en estos días una noticia que tuvo mucho despliegue en todos los medios internacionales y locales: Malasia devolverá 3000 toneladas de desechos plásticos a sus países de origen. NOTICIAS POSITIVAS entrevistó al embajador argentino en ese país, Manuel Balaguer Salas, para conocer de primera mano cómo se decidió esa devolución y qué significa para el país asiático ser depositario de desechos que otros países rechazan tener en su propio territorio.
Manuel Balaguer Salas: -Efectivamente, en un operativo un poco mediático, la propia ministra de Energía y Medio Ambiente, Yeo Bee Yin, participó de un operativo sobre una cantidad de contenedores que traían desechos ilegales, que habían ingresado a Malasia con otra finalidad, que fueran reciclables, y que ahora están tratando de reenviarlos de vuelta. Son unos 60 contenedores, unos 3000 m3 de desechos, con la particularidad de que los importadores locales que han malversado el permiso de importación se harán cargo de los costos de reenvío a los países de origen de estos desechos.
-¿Es la primera vez que se realiza de esta manera, que le dio tanta trascendencia a esta noticia? Además, la ministra ocupa una cantidad bastante amplia de ministerios: de energía, pero también de ciencia y técnica, ambiente y del clima. Ella es muy joven, una ingeniera.
-Hubo un operativo previo en abril, con cinco contenedores que vinieron de España, pero tuvo menos difusión que este último hecho. La ministra tiene varias carteras que están todas vinculadas. Eficiencia energética, energías renovables y medio ambiente tienen un fuerte vínculo en la actualidad y ese vínculo común es el desarrollo sostenible amigable con el medio ambiente y converger hacia los criterios medioambientales internacionales. Yeo Bee Yin es una mujer muy activa –tuve la oportunidad de estar con ella hace una semana– y tiene una agenda intensa. El tema de los desechos es, por supuesto, prioridad del gobierno malasio, porque el año pasado, como China prohibió el ingreso de esos desechos plásticos en su territorio, eso produjo una gran presión en el resto de los países asiáticos, al crecer el volumen de los envíos de desechos no reciclables a esos destinos.
El tema de los reciclables es un gran negocio. Esos sí son recibidos con muy buena voluntad, porque es un negocio que funciona bien. Los otros, los no reciclables, provienen en su mayoría de los países desarrollados.
-Esa fue una práctica habitual hasta ahora, ¿no? ¿Cómo lo viven en Malasia?
-Aquí hay determinadas empresas que están autorizadas a importar desechos reciclables. Acá ese plástico puede ingresar y hay ocho o nueve empresas importadoras de plástico para reciclar como negocio. Pero el problema ahora es que esas mismas empresas u otras, con certificados falsos hacen ingresar los otros desechos como si fueran los reciclables. Y ahora están descubriendo un montón de contenedores en los puertos que han ingresado con permiso de importación como si tuvieran material reciclable y no lo es. Están buscando a los culpables al interior de Malasia, o sea, los importadores malasios que están trayendo estos desechos ilegales y que los terminan tirando al mar o los queman, y generan gases tóxicos o contaminan los mares. Y es un problema grave porque si ahora los van a repatriar no descartan que en los países de origen los tiren al mar.
Hay una gran hipocresía por parte de los países desarrollados. Son muy insistentes con, por ejemplo, el aceite de palma, que es un cultivo intensivo que deforesta y contamina, y por otro lado envian a Malasia desechos no reciclables. Este es un tema de agenda: prácticamente todos los días en los diarios hay algún episodio vinculado con los desechos y es un problema que está afectando a la economía, al turismo, a la producción agrícola.
Ahora están descubriendo un montón de contenedores en los puertos que han ingresado con permiso de importación como si tuvieran material reciclable y no lo es. Están buscando a los culpables al interior de Malasia, o sea, los importadores malasios que están trayendo estos desechos ilegales y que los terminan tirando al mar o los queman, y generan gases tóxicos o contaminan los mares
-También hay soluciones a eso: hay supermercados que están diciendo NO a los plásticos a nivel local, están utilizando incluso plantas, como el banano para los envoltorios. Eso se ve cada vez más, es una tendencia.
-En Malasia, ya el uso de los sorbetes de plástico está prohibido en muchos estados, y se está implementando lo mismo con las bolsas plásticas en los supermercados. En el caso de los sorbetes, Kuala Lumpur es uno de los estados que los ha prohibido y hoy son todos de papel, o de bambú o de metal. Hay una movida muy fuerte porque acá la contaminación, en estos países, se ve cotidianamente, quizás más que en otros lugares del mundo, porque en Asia hay casi 3 mil millones de personas, las playas están muy sucias, muy contaminadas. Y están contaminadas por los filipinos o por los chinos, no por los malasios. Es un tema muy complejo y que requiere mucha coordinación y cooperación internacional.