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De la mano del licenciado Laureano Mon y su equipo, se realizó el seminario Circuito de Tendencias 22 –dependiente del Observatorio de Tendencias del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, OdtINTI– como un anticipo del verano 13/14. Teniendo en cuenta las necesidades locales y regionales, se profundizó en las tendencias que proseguirán a tres años, ya que es el tiempo de adelanto con que suelen trabajar nuestras marcas.
El nuevo consumidor
El papel del consumidor, que se ha vuelto protagonista y proactivo, en algunos casos hasta agresivo con las marcas. Esta conducta también se advierte en su actitud como ciudadano que participa voluntaria y activamente por cambiar la realidad.
El poder de las referencias
Además de exigir la trazabilidad de los productos, el consumidor también quiere participar en el proceso de su construcción. El usuario quiere profundidad y así es como algunas marcas como Nike (que en 1992 fue denunciada por trabajo infantil) los invita mediante workshops a experimentar y mejorar el producto y, de paso, su imagen corporativa.
Una pizzería en Nueva York convida a pasar a la cocina para conocer y participar de la elaboración de la comida; Comme des Garçons adquirió en Manhattan un local con la fachada intervenida por artistas urbanos y, en lugar de limpiarla, invita a los clientes a sumarse y pintar.
Louis Vuitton, por su parte, comenzó a mostrar al público algunos secretos de la marca de los que solo participaban pocos periodistas. Por ejemplo, videos sobre su primer taller, otros sobre la fabricación de los relojes.
El consumidor no quiere ser cómplice de las malas prácticas. Por eso también se ha difundido la certificación de las marcas, como el caso de la firma Ombú en nuestro país.
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La belleza del error
El concepto de belleza se democratizó, hoy hay una búsqueda de algo más inclusivo. ¿Cómo juzgamos nuestro cuerpo y el de los demás? ¿Qué son los talles “especiales”? Lady Gaga es un buen ejemplo del hackeo del concepto de belleza –fue criticada por su sobrepeso y decidió abrir un blog donde estimula a sus seguidores a que se fotografíen con algún rasgo que los hizo sentir mal–. Hay blogueras que reflejan talles reales: por ejemplo, Nicolette o el blog de Vogue para “mujeres con curvas”. Este cambio de enfoque es más inclusivo y también representa un mercado interesante.
¿Qué se vio en las pasarelas?
Contraluz. Una tendencia es la percepción difusa donde se suspenden los límites. Hay una nueva búsqueda del color que se ve apastelado, como envuelto en la bruma del fin del verano. Un arco iris que se difumina con la luz y llega al blanco. También se ven azulinos. Las prendas son lánguidas y los materiales acompañan la intención sutil de los colores. La seda será un género ganador. Veremos transparencias, superposiciones e iridiscencias.
Refracción. Es una deconstrucción de las prendas de sastrería que ya viene de temporadas anteriores. Nuevos volúmenes y una paleta fría con azules, blanco y negro que corta los ángulos. Los acentos están puestos con tonos naranja y amarillo. La evocación de imágenes 3D se acompaña con avíos (botones, cierres, etcétera) que evocan la construcción: tornillos, placas de cemento. Se trabajan los “llenos y vacíos” como calados a gran escala con uso del láser como tijera, y con moldería especial. La paleta de colores, algo otoñal para el verano, evoca el cambio climático. Hay redes, grillas y dameros.
Preciosismo. Esta es la influencia de los lenguajes gráficos de Medio Oriente. Se podría decir que es una evolución de la tendencia barroca del invierno anterior. Hay trabajos que evocan la cestería cubana –por ejemplo, en Balmain-, relieves y pegados en prendas y sandalias. Hay una resignificación de influencias folklóricas. El equipo del INTI sugirió revalorizar nuestros propios recursos artesanales.
Fotos: gentileza del OdtINTI.
+ INFO: www.inti.gob.ar