MADRID.- “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción”. Esta célebre cita de Virginia Woolf expresa de manera bastante acertada las dificultades a las que históricamente se han enfrentando, y se siguen enfrentando todavía, las escritoras. Muestra de ello es el hecho de que la Biblioteca de Mujeres, archivo oficioso del movimiento feminista, sigue sin contar a día de hoy con un espacio propio en la ciudad de Madrid.
El Museo del Traje es la actual ubicación de la Biblioteca de Mujeres, que sin embargo es propiedad de otro organismo, el Instituto de la Mujer, entidad perteneciente al Ministerio de Sanidad. Su primera sede -de las tres que en algún momento han albergado la biblioteca– fue el local situado en el número 44 de la madrileña calle del Barquillo, un edificio emblemático para el movimiento feminista.
Todo comenzó allí en el año 1985, cuando la bibliotecaria y documentalista Marisa Mediavilla Herreros decidió poner en marcha el proyecto, al que pocos meses después se incorporó la filóloga y escritora Lola Robles Moreno. Como cuenta Mediavilla a la revista S Moda: “En esa época las mujeres empezábamos a cuestionarnos determinados comportamientos sociales. Pero necesitábamos información y esta era difícil de localizar en las instituciones públicas. Como yo era bibliotecaria pensé que sería buena idea poner en marcha una Biblioteca de Mujeres para atesorar lo que otras bibliotecas no guardaban y así crear un archivo con lo que generaba el Movimiento Feminista de Madrid”.
Más de 30 años después, la Biblioteca de Mujeres consta de unos 30.000 volúmenes. Fondo compuesto por estudios y ensayos feministas, femeninos, misóginos, biografías, obras de creación artística y literaria, además de literatura gris, revistas y colecciones especiales como agendas, calendarios, carteles, folletos, sellos, pegatinas, tarjetas, tebeos, chapas, etcétera.
La Biblioteca de Mujeres contiene alguna obra del siglo XVIII, pero sobre todo destacan sus fondos del XIX y del primer y segundo tercio del siglo XX. La mayoría de las obras están descatalogadas y han sido compradas en librerías de viejo, Rastro, Mercat de Sant Antoni y en Ferias del Libro Antiguo.
En declaraciones al diario ABC, Mediavilla ha mostrado su deseo de que este tesoro bibliográfico cuente con “un local propio, con personal especializado… De verdad que no es nada difícil, no es más que voluntad política”. Lucía Cerón, directora del Instituto de la Mujer, responde: “Me he reunido con Marisa Mediavilla para tratar el asunto, y estamos directamente en contacto. Tenemos todo el interés en encontrar un lugar propio, adecuado y definitivo y así se lo he hecho saber a ella. Estamos haciendo ya las gestiones necesarias para encontrar la solución más satisfactoria, aunque los procedimientos administrativos no se resuelven de la noche a la mañana, más aún cuando necesitamos un lugar físico espacioso”.
Mientras se encuentra ese “lugar propio” que tanto resuena a Woolf, la Biblioteca de Mujeres prosigue con su tarea de reunir la cultura y el saber elaborado por las mujeres, especialmente en España. Además de la consulta presencial en sala, la Biblioteca de Mujeres también puede consultarse de forma digital a través de su base de datos bibliográfica. Asimismo, y para autoras españolas de creación literaria y obras anteriores a 1936 (aunque no sean de creación literaria) puede consultarse el catálogo de la asociación de la biblioteca, donde también se encuentra el catálogo de revistas actualizado.