El Jardín Botánico de Buenos Aires ha recibido un nuevo subsidio internacional: su proyecto “Recuperación de Flora Nativa del Delta del Paraná” ha sido seleccionado por la Fundación Botánica Klorane con sede en Francia, junto con Laboratorios Pierre Fabre, bajo el seguimiento de Botanic Gardens Conservation International (BGCI) para su realización.
“Estamos orgullosos de que hayan vuelto a darnos fondos internacionales para un proyecto específicamente de conservación. Esta vez estamos trabajando sobre las especies de lo que llamamos monte blanco, que es la selva en galería que rodea los ríos Paraná y Uruguay”, explica la ingeniera agrónoma Graciela Barreiro, directora del Jardín Botánico de Buenos Aires, en diálogo con NOTICIAS POSITIVAS. Ya en febrero de 2018, este espacio público había sido reconocido por el Programa de Acreditación de Arboretum (ArbNet), por haber alcanzado el primer nivel de cuatro “por los estándares profesionales del manejo de Jardines Botánicos».
“El monte blanco rodea sobre todo la provincia de Entre Ríos hacia el sur, pero en el Bajo Delta, en las islas del Tigre, la zona que está más cerca de la ciudad, prácticamente ha desaparecido. ¿Por qué? Por muchas décadas de utilización de la tierra para producción de madera o fruta, cosa que todavía continúa. También hay muchos desarrollos inmobiliarios que hacen que el terreno que no es inundable esté ocupado por viviendas, casas quintas o barrios cerrados”, señala la directora.
El proyecto se llama “Recuperación de la flora nativa del Delta del Paraná”, con conservación de las especies leñosas del monte blanco y recibe fondos a través del BGCI, organismo que nuclea a los Jardines Botánicos a nivel mundial, y de dos aportantes privados; la Fundación Botánica Klorane, con sede en Francia, y Pierre Fabre Laboratorios a través de su subsidiaria argentina.
“Estos fondos tienen un fin específico, no se pueden usar para cualquier cosa. Se usan exclusivamente para reproducir las especies arbóreas que son las que nosotros elegimos para cultivar, del antiguo monte blanco, unas quince o dieciséis especies. Incluye el ceibo, que es nuestra flor nacional, el chalchal o la palmera pindó. Son especies que no están amenazadas, sino que es su hábitat el que está amenazado”, aclara Barreiro.
“Por eso queremos ayudar en un proyecto pequeño, de tres años de duración, a establecer unos nuevos parches de flora nativa en una zona de la Reserva Natural Delta Terra (https://noticiaspositivas.org/una-nueva-reserva-natural-abrio-sus-puertas/) , que está administrada por la Fundación Azara. La reserva está en el Tigre, sobre el arroyo Rama Negra, y ahí vamos a hacer a partir del tercer año, la plantación de estas especies que obtenemos en el Jardín Botánico, sobre sus albardones, para intentar que el bosque se reforme, se rehaga”, concluye la ingeniera Barreiro. El proyecto, que recibirá 40.000 euros durante tres años para su ejecución, trabaja sobre tres ejes fundamentales: producción y conservación de biodiversidad, educación sobre el valor de la naturaleza y construcción de conciencia pública sobre la importancia del mundo vegetal.