MADRID.- La Asociación Española de Entomología (AeE) y Ecologistas en Acción (EA) han lanzado hoy Sin insectos no hay vida, un proyecto que forma parte de campaña Sin biodiversidad no hay vida, con el propósito de sensibilizar a la sociedad y a las administraciones de la importancia ecológica de los insectos, de las graves consecuencias ecológicas, sociales y económicas que tiene su desaparición y de la necesidad de adoptar medidas urgentes para favorecer su conservación.
Durante décadas se ha prestado mucha más atención a la fauna vertebrada: aves, mamíferos, peces, anfibios y reptiles. Han recibido más financiación y mayor reconocimiento sus investigaciones y estudios por parte de las distintas esferas oficiales y sociales e incluso de las instituciones científicas.
Sin embargo, los insectos tienen una tasa de extinción ocho veces más rápida que la de mamíferos, aves y reptiles. En 2017, un estudio demostró que se había reducido más del 75 por ciento de la biomasa de insectos voladores en áreas protegidas de Alemania y publicaciones posteriores han analizado situaciones semejantes a nivel mundial, europeo e ibérico.
Mariposas, abejas, libélulas y escarabajos, entre otros, son los grupos con las especies más amenazadas. El declive de los insectos es consecuencia de la pérdida de hábitat, especialmente de prados y pastizales, debido a los usos agrícolas, la utilización de plaguicidas (insecticidas, herbicidas y fungicidas), la incidencia de patógenos y el cambio climático.
Durante la presentación de la campaña, Eduardo Galante, portavoz de la AeE ha advertido que, en general, la sociedad percibe como “molestos y transmisores de enfermedades” a este grupo de animales, a pesar de la importancia científica que tienen para la conservación.
En ese sentido, José Luis Viejo Montesinos, catedrático de Zoología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, ha coincidido en que el mundo de los insectos es fascinante, aunque tiene mala prensa, sobre todo porque hay una minoría de especies que “transmiten enfermedades graves como puede ser la malaria. Sin los insectos, no funcionaría el planeta tal como lo conocemos. Las flores huelen porque así atraen insectos. Los insectos han modelado los ecosistemas”, afirma el investigador.
Según las estimaciones realizadas por la Unión Europea, el 84 por ciento de las especies vegetales y un 76 por ciento de la producción alimentaria en Europa dependen de la polinización realizada por las diferentes especies de abejas.
La FAO estima que la producción agrícola mundial que depende directamente de los polinizadores está entre 235.000 y 577.000 millones de dólares al año, y el volumen de la producción agrícola que depende de los polinizadores ha aumentado en un 300 por ciento en los últimos 50 años.
Concepción Ornosa Gallego, directora de la Colección de Entomología de la Facultad de Ciencias Biológicas Universidad Complutense de Madrid, ha remarcado que “tres cuartos de nuestra comida la polinizan las abejas” y que, en la actualidad, el 40 por ciento de polinizadores se encuentran en peligro de extinción como consecuencia de las actividades humanas.
Theo Oberhuber, coordinador de campañas de EA asume que esta campaña es el principio de un camino largo y destaca el valor de la participación ciudadana para trasladar presión a todos los estamentos de la sociedad.
En este marco, Ornosa Gallego elogia la creación de aplicaciones para móviles como Mosquito Alert, impulsada por una plataforma ciudadana cuyo objetivo es detectar y controlar la expansión del mosquito tigre, el mosquito de la fiebre amarilla y otras especies invasoras; o Polinizapp, un juego educativo ofrecido por el Real Jardín Botánico de Madrid y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) que simula el proceso de polinización de las flores en la naturaleza.
Galante, por su parte, ha remarcado el trabajo que lleva adelante la red de reservas entomológicas de España cuya misión es impulsar y apoyar programas dirigidos a la designación de áreas que alberguen poblaciones de especies de artrópodos singulares, endémicas o amenazadas. La designación de una reserva entomológica se hace a propuesta de la propia asociación o bien de los propietarios del terreno, tanto particulares como sociedades, entidades públicas o privadas, con el fin de favorecer su conservación.
En conclusión, la Asociación Española de Entomología y EA exigen que:
– Las administraciones adopten medidas para frenar las principales amenazas que sufren los insectos, impulsando programas de buenas prácticas agrícolas y de asesoramiento en cuanto al manejo integral de plagas y de la polinización; recuperar los ecosistemas degradados más utilizados por los insectos, restaurando los espacios silvestres y urbanos, e incluir en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y Catálogo Español de Especies Amenazadas un importante número de insectos;
– Que se fomente la investigación sobre los insectos en España, creando proyectos actualizados de seguimiento y evaluación para poder conocer su estado de conservación real, facilitando su adecuada protección y frenar su extinción;
– Que se fomenten programas de educación y sensibilización de la sociedad sobre la importancia y el respeto a la biodiversidad y sobre los beneficios que los insectos proporcionan al ser humano y al medio ambiente.