Con el impulso del grupo de activistas el Colectivo Reciclador, se presentó la primera escuela de huerta urbana abierta a la comunidad llamada La Margarita con el objetivo de promover la producción de alimentos sanos, seguros y soberanos, y potenciar el rol de cada habitante de la ciudad como protagonista activo.
La Margarita está ubicada en la calle Solís 1286, en el porteño barrio de Constitución, y a partir de este mes de abril las clases se ofrecen de manera virtual, todos los sábados de 10 a 12 h.
“En un mundo en el que 19 mil personas por día mueren de hambre y 1500 millones de personas tienen sobrepeso y 500 millones tienen obesidad, se hace fundamental empezar por la alimentación”, sostienen los activistas del colectivo Reciclador Urbano.
Se necesitan solamente 10 metros cuadrados de tierra para que una persona produzca su alimento para vivir. Una huerta se puede armar con pasivos ambientales, como cajones de pescado, potes de yogur o neumáticos en desuso. Todo está al alcance de la mano para plantar verduras de estación.
“En esta segunda ola de pandemia, lo que podemos hacer es producir nuestras propias verduras: lechuga, ajíes, perejil, tomates, acelgas, etcétera. La tierra se consigue en la calle y se puede armar la huerta en el balcón, en la terraza, en las veredas; no hay impedimentos para tener la propia cosecha”, dice Carlos Briganti, más conocido como El Reciclador Urbano, la cara visible del colectivo (ver https://noticiaspositivas.org/carlos-briganti-accion-huerta-urbana-otra-urbanidad-es-posible).
Por ciudades más verdes
La iniciativa va en sintonía con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cual, en su informe titulado “Ciudades más verdes en América Latina y el Caribe” (2016), promueve la agricultura urbana y periurbana en América Latina y el Caribe, y aclara que esta actividad es decisiva para la seguridad alimentaria y nutricional porque ofrece alimentos locales, frescos, de elevado valor, a numerosos habitantes de las ciudades.
El contenido de las clases de la escuela de huerta urbana La Margarita incluye: conocimiento sobre el sustrato, el compostaje, armado de contenedores, rotación de cultivos, cosecha y conservación de la semilla, distintos calendarios de sembrado y métodos según región, usos y costumbres, producción de plantines, cosecha en la huerta urbana, almacenamiento de agua desclorada y reconocimiento de las plagas más comunes en la huerta, entre otros temas.
Además, se proponen desarrollar técnicas para mejorar o regenerar el suelo, mediante prácticas de agricultura regenerativa adaptadas al entorno urbano; fortalecer la educación ambiental, y contribuir a la valoración de la huerta como herramienta disparadora para lograr un cambio en la comunidad.
El colectivo El Reciclador Urbano sostiene que vivimos en un sistema completamente desequilibrado, en el que el dos por ciento de la población mundial gasta 245 billones de dólares por año solo para bajar de peso por haber comido comida de más. El 35 por ciento de la producción de comida se descarta únicamente porque no cumple con el canon de calidad que consume el dos por ciento más rico del planeta.
“Las frutas y verduras que consumimos viajan en promedio 1500 km. Cada vez hay más evidencias de que comer comida de tanta distancia, que por lo general no está en la misma estación del año, perjudica al sistema inmunológico. Es hora de retomar la conexión con la tierra, la alegría de ver crecer nuestro alimento, el placer de comerlo y compartirlo también”, concluye Briganti.
El predio donde funciona la escuela de huerta urbana se montó sobre un terreno perteneciente a la murga Les Verdes de Monserrat, cuyos integrantes decidieron colaborar con la agrupación para aprender a reciclar. Es que este es uno de los contenidos clave: enseñar a compostar los desechos, incluida la caca de los animales domésticos.
+ INFO: En IG, @elrecicladorurbano @coletivoreciclador