El impacto ambiental de la moda está siendo revisado por los diseñadores y por la industria, con la mira en la recuperación y sustitución de materiales, así como en la trazabilidad de las materias primas. Coordinar las etapas de la producción no es tarea fácil y tampoco le resulta sencillo al consumidor consciente –el último eslabón de la cadena de la moda– reconocer un producto ético y sostenible a la hora de elegir y comprar. El marketing verde y el greenwash (una falsa imagen de sostenibilidad publicitaria) confunden al mercado.
Los intentos recientes por reducir el impacto ambiental apuntan ahora a la investigación de materiales nuevos en el ámbito de la moda, a reciclar otros considerados inusuales en un mundo tan sofisticado y a recuperar los tradicionales, pero con un tratamiento sustentable.
Del desierto y la selva a la moda
Recientemente, una iniciativa conjunta entre la modelo Amber Valletta y la marca Karl Lagerfeld revivió el icónico almohadón de viaje que utilizaba el diseñador alemán, pero realizado con un material experimental derivado del nopal que proveyó la marca mexicana Desserto. La joven empresa plantea una alternativa de lujo al uso del cuero, con argumentos que van desde la calidad y firmeza de los nopales de Zacatecas, la reducción del impacto ambiental que producen la cría del ganado vacuno y la industria de las curtiembres, hasta el aspecto vegano (ver https://noticiaspositivas.org/karl-lagerfeld-apuesta-a-la-sustentabilidad-a-traves-de-alianzas/).
Con preceptos del triple impacto (el impacto ambiental, económico y social) más el agregado del impacto cultural, la diseñadora brasileña Flávia Amadeu recupera la antigua práctica de la extracción del látex en plena Amazonia para producir accesorios de moda.
“Trabajamos con artesanos y productores locales cuyas actividades económicas están integradas al uso sostenible de los recursos naturales”, aclara Amadeu, PhD en el London College of Fashion, University of the Arts London y hoy radicada en Londres, para diferenciar este emprendimiento de la voraz actividad extractivista de la “Fiebre del caucho” que se desarrolló en el siglo XIX y parte del XX.
En su paso por Buenos Aires, la diseñadora contó cómo la región del Acre, cercana a la frontera de Perú y Bolivia, quedó saqueada y las poblaciones subsisten apoyadas por planes sociales. Luego de las investigaciones de material que realizó con el apoyo del laboratorio de Química de la Universidad de Brasilia, Amadeu se vinculó con cooperativas de la región para realizar una “conservación productiva” de la selva. Considerados guardianes de los bosques, los habitantes de la región son responsables de 500 hectáreas de la floresta amazónica.
La diseñadora crea su joyería orgánica sin perder de vista que la selva “está en el corazón de nuestras acciones y es cuna de materiales renovables como el caucho nativo, nuestra principal materia prima”(ver https://noticiaspositivas.org/flavia-amadeu-aporta-con-su-diseno-a-la-transformacion-social-en-la-selva-amazonica ).
Piel de pescado, un producto estrella
Aunque en su mayor parte la piel de pescado se utiliza para artículos de lujo, el material es un subproducto de la industria alimenticia, y no se recurre a la cría de peces para este fin. Marcas prémium como Dior o Ferragamo lo han utilizado y la diseñadora de carteras chilena Paulina Robson que emplea salmón llega a bañar los herrajes en oro 24 kilates con técnicas ecoamigables.
Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las oportunidades de la gente que vive en pequeñas comunidades pesqueras son muy limitadas y, si se crea un valor para esa parte del pescado que se desecha, mejorarán las condiciones de vida de muchas personas.
En la ciudad de Sarmiento, provincia de Chubut, viven el reciclador Marcelo Alonso y su mujer Alicia, artesana. Ambos son responsables de Naturarte Sustentable. “Vivimos en Sarmiento, en donde hay un basurero a cielo abierto. Hace un tiempo, observamos que los desperdicios de pescado y cueros ovinos iban a parar allí y se convertían en un foco de contaminación, además de alimento para ratas, zorros y zorrinos. También los vecinos cada tanto producían quemas, lo que se sumaba al problema. Como siempre convertimos los descartes en recursos (polietileno, restos de bicicletas, papeles), encaramos el reciclado de la piel de pescado que hoy es nuestro producto estrella”, cuenta Alonso. «Luego de recibir capacitación por parte del diseñador Marín Suárez, comenzaron a trabajar el material con un curtido natural.» Usan tanino de quebracho, pero también investigan junto con la Escuela Agraria 752 de la ciudad para hacer tanino de rosa mosqueta y de sauce, abundantes en la zona. El resto de los materiales son sal gruesa, cal hidráulica. jabón blanco de lavar la ropa y como acidificante cáscara de naranja o restos de colmenas abandonadas.
“Vamos a la pescadería local que nos guarda la materia prima, Aquí la captura es controlada y no supera las 30 toneladas por temporada de noviembre a junio. Todo el trabajo es manual. Separamos la piel de la grasa que va a un compost para fertilizantes (diferente del de la huerta), El agua que se emplea en el proceso es reutilizada previa limpieza con grava o carbón, y luego del segundo uso se deja reposar 30 o 35 días y se puede utilizar para riego. A los sólidos que se desprenden durante el proceso, les anulamos el Ph y los incorporamos al compostaje. La contaminación es mínima”, asegura Alonso.
Los pescados que emplea Naturarte Sustentable para la realización de piezas de marroquinería, mates y otros objetos, son de agua dulce, provenientes del Lago Munster. Usan pejerrey, perca, trucha arco iris y han comenzado a trabajar salmón de mar proveniente de Comodoro Rivadavia. Una vez curtidas, las pieles pasan por diferentes pruebas que realizan el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad Nacional de la Patagonia, para garantizar su aptitud para marroquinería, calzado o vestimenta. Un modelo de negocios de Economía Circular con gran potencial de réplica y desarrollo en la Argentina, en donde se calcula que en el litoral marítimo el desperdicio de pescado es de 30 toneladas diarias.
Reciclado de materiales inusuales
En el rubro de las zapatillas es común que marcas de primer nivel lancen al mercado modelos realizados en plástico reciclado. Pero por lo general son colecciones cápsula o one shot. Por su parte, Xinca es una empresa B argentina consolidada con sede en la provincia de Mendoza, que utiliza neumáticos –una materia prima que, se calcula, tarda varios siglos en degradarse– en la manufactura de zapatillas.
“Creamos calzado incorporando residuos de la industria del neumático y también del textil. Además, para fabricar nuestras zapatillas sustentables, trabajamos con los que menos oportunidades tienen. Por ejemplo, convictos que se encuentran cumpliendo condena, a fin de ayudarles a reinsertarse en la sociedad, y participantes en talleres sociales dirigidos a personas con dificultades para encontrar un trabajo formal”, explica Alejando Malgor, uno de los cofundadores de la compañía.
Biótico Sustentable es la empresa de Jesica Pullo, diseñadora de Art Couture que utiliza sachets de leche y envoltorios de papas fritas en sus piezas de indumentaria y carteras (ver foto de tapa). “Usamos sachets de leche que recolectamos de los bares, los limpiamos y despintamos, los desinfectamos y los cortamos con láser. Luego lo tejemos artesanalmente para hacer prendas que generalmente son vestidos de Alta Costura y, sobre todo, carteras. También usamos bolsas de papas fritas que, con una técnica de fregado, obtienen el color plateado, o el lado interno de otros snacks, bolsas plásticas y también descartes textiles”, enumera Pullo quien trabaja con el taller de la Fundación Asociación Laboral para Adultos con Discapacidad (Alpad), previa capacitación.
Biomateriales: Kombucha y yerba mate, algo más que infusiones
La investigación de nuevos materiales está en proceso de aportar mucho a la moda. Desde 2003, se habla de Biocouture, un concepto en el que se utilizan bacterias para producir materiales que pueden utilizarse para fabricar ropa. También es el nombre de la empresa de tecnología fundada por Suzanne Lee, investigadora senior estadounidense que se desempeña en Central Saint Martins College of Art and Design y es directora del Proyecto de Investigación BioCouture. Ella fue la primera persona en desarrollar esta idea y ha experimentado con una mezcla de diferentes organismos. Finalmente, logró producir celulosa bacteriana similar al cuero. Incluso ha diseñado y producido ropa real a partir de su material que exhibió el Museo de Ciencias de Londres.
El boom de la kombucha (ese hongo que aparece como una espumita en la superficie del té con azúcar) surgió hace unos años vinculado a la salud. Pero las investigaciones continuas demostraron que también se puede lograr un material alternativo al cuero o al plástico.
En el laboratorio de la marca Nous Étudions, la diseñadora Romina Castillo experimenta para crear sus propios biotextiles a base de kombucha, junto con Paulo Fernández Cueto. También trabaja con Verónica Bergottini, una microbióloga que obtiene un material textil biocelulósico producto del cultivo de bacterias con los descartes de la industria de la yerba mate. Así como la biomedicina ha experimentado para diseñar piel artificial, arterias y otros materiales para implantes, la biofabricación busca desarrollar nuevos materiales compostables y de origen orgánico.
“Los procesos productivos de las fibras como el algodón o las fibras sintéticas tienen alto impacto ambiental, la biofabricación es una forma de reinventar, propagar células que sintetizan materiales y permiten economizar tiempo, espacio y recursos naturales, es decir, tener una fábrica en un laboratorio”, afirma la doctora Bergottini, misionera y doctora en Ciencias Biológicas. Si bien considera que el proceso de los biotextiles en la Argentina todavía es incipiente, le augura un gran futuro. “Las fibras del futuro se van a cultivar en un biorreactor, economizando gran cantidad de recursos naturales y de tiempo, los materiales derivados de la biología sintética van a ser la inspiración de la nueva generación de diseñadores”, vaticina la bióloga.
La Moda reflexiona sobre sí misma
Andrea Zinik es arquitecta a cargo de la Secretaría de Servicios de la Federación de Comercio, Industria y Servicios de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), dirigente gremial del sector de la Indumentaria y titular de Eco Diseño Sustentable, un emprendimiento dirigido a sensibilizar sobre el Diseño Circular. Los sábados por la mañana ya se han hecho habituales las charlas que organiza vía Zoom con el nombre de “Mesa de Trabajo Ley Nacional de Talles y Desarrollo Productivo de la moda”, de las que participan diseñadores, representantes del oficio y de la industria, estudiantes y docentes de Moda de todo el país (ver https://noticiaspositivas.org/ley-nacional-de-talles-abre-nuevas-oportunidades-de-negocios/).
“La transición hacia una moda sustentable abre una etapa donde las asociaciones y pactos deben profundizarse en pro de la industria. Lo que hizo la pandemia fue acelerar los procesos que ya estaban en marcha y obligarnos a reconfigurar los modelos de negocio y centrar nuestro objetivo en una buena experiencia para el cliente.»
«Las empresas, a nivel coyuntural tienen que trabajar sobre la ecuación del negocio, teniendo en cuenta los costos laborales, impositivos, alquileres y servicios públicos, entre otros. Cómo gestionar los ingresos y desarrollar el canal digital para abastecer nuevas demandas y profesionalizar la administración financiera para proyectar implementando protocolos de seguridad e higiene, y teniendo en cuenta la escasez de talleres y de capital de trabajo”, dice Andrea Zinik a NOTICIAS POSITIVAS.
Otro desafío será desarrollar sistemas flexibles y escalables, ir paso a paso, probar arquitecturas híbridas que permitan abastecer otros mercados en los que la moda circular está en una etapa más madura y, mediante el comercio online, una empresa argentina pueda posicionarse.
Otro desafío será desarrollar sistemas flexibles y escalables, ir paso a paso, probar arquitecturas híbridas que permitan abastecer otros mercados en los que la moda circular está en una etapa más madura y, mediante el comercio online, una empresa argentina pueda posicionarse.
Andrea Zinik, Secretaría de Servicios de la Fecoba
“Los encuentros están girando también hacia los debates sobre el Derecho de la Moda, porque son más rápidos los cambios que las normativas que protegen las creaciones; ahí vamos intercambiando con otros países cómo lo están manejando para aprender y analizar qué debemos implementar aquí. Las certificaciones, el triple impacto (el impacto ambiental, social y económico) tendrán que estar contemplados en los Planes de Negocio y la Cadena de Suministros.»
Sin duda es necesaria una etapa de profesionalización, capacitación y mucha colaboración para poder gestionar un negocio de moda circular. Se viene el reinado de los datos, y poder integrarlos y administrarlos será la llave para tomar las decisiones correctas y vencer la incertidumbre.
«El concepto phigital (conectar el mundo online y offline) en el Sistema Moda y con foco en la Sustentabilidad será un aspecto que ayudará a comprender los nuevos hábitos de consumo, cómo cambiarán los modos de producción y la forma de entender la Industria de la Moda”, concluye Zinik.