¿Por qué un buen diseño nos ayuda a vivir mejor? Una anécdota sirve para entender bien este concepto: en 1904, el piloto y bon vivant brasileño Alberto Santos Dumont encontraba incómodo controlar la hora mientras piloteaba, ya que debía sacar el reloj del bolsillo y abrir la tapa. Pidió ayuda al famoso joyero y relojero francés Louis Cartier, quien desarrolló para él un reloj pulsera, ideal para un aviador. Aunque el primer reloj pulsera se debe a Patek Phillipe, en 1868, la pieza de Cartier popularizó el objeto por su comodidad y adecuación a las necesidades del usuario. Era una pieza “ergonómica”.
¿Y qué es ergonomía? Cualquiera que alguna vez haya querido utilizar una herramientainadaptada a su mano, con seguridad ha tardado más tiempo y ha debido emplear una fuerza excesiva con un lógico resultado de insatisfacción. Esto podría haberse solucionado de haber empleado un objeto con diseño ergonómico.
Desde 2000, el Consejo de la International Ergonomics Association (IEA) estableció la siguiente definición: “Ergonomía (o factores humanos) es la disciplina científica relacionada con la comprensión de las interacciones entre los seres humanos y los otros elementos de un sistema, y la profesión que aplica principios, datos y métodos teóricos de diseño para optimizar el bienestar humano y todo el desempeño del sistema”.
Muchas veces, los productos son adquiridos sin pensar en la conveniencia de sus características en función del uso. El desencanto aparece cuando el objeto elegido se “utiliza”: allí se descubren insuficiencias y deficiencias. Ha ocurrido que se sacrificó la función a la forma, o simplemente no se privilegió la función sobre la estética del producto.
Actualmente, al elegir un objeto cuentan el concepto de buen gusto, la integración de la funcionalidad y la estética de la pieza, y la satisfacción del usuario. De esta manera, pueden obtenerse formas simplificadas que se rigen por los parámetros del usuario y de su entorno. Cuanto más se logre este ideal, más iremos hacia una cultura material eficiente, segura, confortable y sustentable.
Algunos ejemplos
Además de los mouses cada vez más adaptados a las necesidades de los usuarios (para muchos, una verdadera prolongación de su mano), hay otros objetos, también de uso cotidiano, que parecerían no precisar un enfoque ergonómico, pero el diseño los incluye. Es el caso de los perfumes: pasaron de ser frágiles frascos de cristal a prácticos y cómodos envases realizados en materiales como caucho, metal, y con formas adaptadas a la mano femenina o masculina. Por ejemplo, el “cuerpito” para asir de Tommy Girl Freedom, o la mancuerna de Davidoff Champion para hombre.
En la nueva fragancia masculina Armani Code Sport, el diseño del frasco fue pensado para ser guardado cómodamente en un bolso de viaje. Sin embargo, el acabado es suave con una textura similar a la piel para evocar una situación de seducción. El color negro del envase se ve masculino a la vez que cumple con una importantísima función: proteger el jugo (líquido) de las alteraciones de la luz. En ese frasco se trabajó la estética, la funcionalidad y estuvo presente el factor humano, es decir, la ergonomía.