Las Semanas de la Moda en todo el mundo han dejado hace mucho de ser ejemplo de frivolidad. Se han convertido, en cambio, en espacios de glamour y… responsabilidad.
Este año, ocho diseñadores «verdes» compiten en la Amsterdam International Fashion Week en el Concurso de Moda Verde (Green Fashion Competition) de Holanda. Se trata de una iniciativa de la Semana Internacional de la Moda de Amsterdam y el Ministerio holandés de Asuntos Económicos, Agricultura e Innovación. Esta competición, auspiciada por el Estado y la actividad privada, trata de aunar la industria de la moda con el mantenimiento de la biodiversidad, concepto difícil de vender a las empresas y los consumidores.
A diferencia de la competición de 2010, los finalistas se dividen en dos categorías: diseñadores consolidados y emergentes. Es decir, no solo participan los jóvenes creadores (habitualmente más sensibles a la defensa del medio ambiente), sino que también pueden hacerlo los llamados diseñadores del “establishment”.
En la Argentina, hay una interesante experiencia que llevaron a cabo la firma Varanasi y la empresa Verde Textil, que produce tejidos de algodón certificados. El encuentro entre los arquitectos rosarinos Mario Buraglio y Víctor Delgrosso, integrantes de la línea de alta costura, y la marca textil tuvo lugar el año pasado, durante el transcurso de la BAFWeek. De allí surgió la iniciativa conjunta que se plasmó en “Varanasi Organic”, que utiliza sargas, jerseys y lienzos de algodón ciento por ciento orgánico.
Hay que saber que
Nunca está de más repasar algunos conceptos importantes para un consumo responsable. Ahí van:
¿Por qué el consumidor debería elegir un producto textil orgánico?
• Porque evita la exposición de la piel a las sustancias tóxicas y previene de reacciones alérgicas. Son ideales para los niños.
• Porque ayuda a preservar el medio ambiente, y ofrece un mundo más saludable a las próximas generaciones.
• Porque ayuda a mejorar las condiciones de salud y trabajo de los productores.
• Porque estos productos de obtienen a partir de técnicas de cultivo que mejoran la fertilidad del suelo, protegen la superficie de la tierra y las napas de agua de la exposición a sustancias tóxicas. En cambio, el cultivo de algodón convencional requiere un elevado uso de pesticidas y fertilizantes.