Una familia en la plaza comparte felices momentos en Facebook, Una pareja en la playa sube fotos a Instagram. Un arqueólogo en medio de la meseta patagónica envía registros de sus descubrimientos por Whatsapp. Pasan horas en estas actividades y nunca se quedan sin carga en sus celulares. El secreto es el cargador solar que funciona en cualquier espacio al aire libre. Y en este nicho del mercado fue que pensó Sebastian Bessone, un joven emprendedor argentino.
“Cuando pensé en producir un cargador solar para smartphones, lo vi desde el diseño, pero también desde el negocio. Pensé en obtener la carga más exigente (la del iPhone) para abastecer a todo el mercado. Consideré un negocio a largo plazo, a más de diez años. Y con el uso de un panel solar también se concientiza al consumidor y se lo alienta a comprar otros productos alimentados con energías renovables”, dice Sebastián Bessone, el creador de Sune. Sebastián es hijo del fundador de la fábrica de lavarropas Drean, se recibió de administrador de empresas, estudió unos años de ingeniería, hizo un posgrado en Desarrollo Sustentable, cursos de Energía Renovable en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y múltiples cursos de Energía Solar Fotovoltaica, Térmica, Eólica y Solar de baja potencia, sobre digestores, cocinas, hornos solares y LED.
“Este cargador solar es el primero adaptable porque viene con accesorios y se acomoda a cualquier superficie del planeta dispuesto al sol. Se puede llevar al aire libre montado sobre su propia estructura, sobre una roca o en la plaza. Uno puede estar en el campo, en la montaña o en la misma ciudad, y utilizarlo como una riñonera”, explica.
“La energía solar es modular, podemos comenzar por usar una linternita, alimentar un celular y una tableta, y luego pasar a un termotanque solar. De ese modo, integramos las energías renovables”
Sebastián logró mayor eficiencia que en otros aparatos de la competencia ya que el cargador tiene el tamaño perfecto para simular la carga de pared a diferencia de otros más pequeños con el tamaño de un celular, porque la energía solar precisa de superficies más grandes. Tiene un rendimiento de 3,6 Watts, con la tecnología más eficiente del mundo que es monocristalina, hablando de economía a escala.
Cuando llegó el momento del desarrollo, trabajó solo para evitar problemas de propiedad intelectual y que se filtrara información confidencial. Se patentó a nivel nacional y en PCT en 152 países. “Tengo tiempo hasta 2018 para firmar contratos de distribución en diferentes países y entrar en fase nacional de patentamiento. Una vez desarrollado, generé mi empresa. Me asocié, ingresamos en una red de inversionistas. Finalmente compré la parte de mi socio y hoy tengo un 92 por ciento de la empresa y un 8 % corresponde a mi madre. Luego entré en el pack de emprendedores, que es un subsidio del Ministerio de la Producción, algo que me facilitó entrar al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) Envases, INTI Diseño Industrial e INTI Textil, que hizo las fichas del producto”, resume Bessone.
El cargador pasó por varias generaciones. Empezó siendo un producto artesanal, de taller, y hoy está en el Centro de Demostración de lndumentaria (CDI). Sune ya cuenta con consultoría comercial, tiene código de barras, y se puede vender en grandes y pequeños supermercados.
+ INFO: www.suneweb.com