sábado 19 de diciembre de 2020
Canciones de cuna para cantarles a los niños que no quieren irse a dormir
En "Arrorró mi sol", el profesor Carlos Silveyra selecciona para la editorial La Brujita de Papel doce de las más conocidas canciones de cuna o nanas, que muchos recordarán haber cantado alguna vez

Las canciones de cuna que cantan a los bebés y niños muy pequeños para hacerlos dormir las madres, las abuelas, las tías o las hermanas mayores (y también los padres, los abuelos, los tíos o los hermanos mayores, no excluyamos a nadie) son tradiciones encantadoras que han ido pasando de familia en familia y de comunidad en comunidad a lo largo de los siglos.
Carlos Silveyra ha seleccionado para la editorial La Brujita de Papel doce de las más hermosas, en el libro Arrorró mi sol. Las canciones de cuna de las abuelas. Son todas muy conocidas (algunas más que otras, probablemente) y leerlas y cantarlas en voz alta son un buen motivo para despertar dulces recuerdos: «Duérmete, niño chiquito», «Haga tuto guagua», «Los pollitos dicen», «Gorro azul y rojo», «Este niño tiene sueño», «Señora Santa Ana», «La luna, lunita clara», «Duérmete, niñito», «A la nanita, nana», «Arrorró, mi niño», «Este nene lindo» y «Nana del elefante».

En su libro Papeles reunidos sobre literatura infantil (2016, Lugar Editorial), el profesor Silveyra define así a estas piezas musicales: «Las nanas –también llamadas en Iberoamérica arrullos, arrutes, canciones de cuna, cantos de arrorró, rrurrupatas, etcétera– forman parte de la tradición de prácticamente todas las culturas del planeta. Son composiciones breves, canciones para los niños y no de los niños, a menudo impregnadas de melancolía, destinadas a dormir dulcemente a los niños y niñas cuando estos no quieren hacerlo. Poemas cantados que se transmiten por vía oral, por lo general de una generación a otra. (…) No obstante su empleo instrumental, las nanas representan el primer contacto de los niños con la literatura oral. Constituyen los cimientos, tanto de la formación musical como de la poética».

Este libro trae, además, en la contratapa otra invitación igualmente atractiva: un código QR al pie que, escaneado, permitirá escuchar diez canciones de cuna, grabadas, mezcladas y masterizadas por Adán Silveyra, con las voces e instrumentos de Romina Rojkes (voz, piano y arreglo); Juan Manuel Cerono (voz); Natalia Abate (flauta traversa), y Adán Silveyra (guitarras y ronroco).
Las ilustraciones, como en otros libros de La Brujita de Papel son de Caru Grossi (ver «Sola en el bosque», cuento escrito para sanar y superar el miedo), que, nacida en Bariloche en 1979, estudió y trabajó en escenografía, vestuario y diseño de indumentaria antes de sentir y desear llegar a ser la magnífica ilustradora que hoy es.
Como el tiempo de las Fiestas es el de los regalos muy concienzudamente pensados, desde NOTICIAS POSITIVAS queremos sugerir este libro, pero no solo para que les canten estas nanas a los niños que no quieren dormir, sino para que, en voz muy baja, los adultos se las canten también a sí mismos y rememoren.