Como todas las semanas, Wanda Sadowski, corresponsal de NOTICIAS POSITIVAS en Japón, narra en esta web sus experiencias con una cultura muy diferente pero infinitamente atractiva. Hoy, su asistencia a una competencia de sumo, el deporte nacional japonés:
«El sumo, con 1300 años de antigüedad, es el deporte nacional de Japón. El primer registro escrito data de hace 1300 años.
Hace unos días, fuimos un grupo de amigos a ver una jornada del torneo de Nagoya. El deporte es sencillo de explicar: es uno contra uno peleando adentro del dohyo (el ring, un círculo de 4,5 m de diámetro); para ganar, hay que sacar al oponente del dohyo o hacer que su cuerpo toque el suelo. Por supuesto, con reglas: por ejemplo, está prohibido tirarse del pelo, golpearse en los ojos o pegar con el puño cerrado, un referí observa desde muy cerca. Tampoco se les puede salir esa única prenda que tienen puesta, el mawashi, en seda y que pesa 4 kg y mide unos 9 metros estirado.
Alrededor del círculo del dohyo, hay un cuadrado con arena, que permite observar si se hizo una pisada por afuera del área permitida.
El sumo está ligado culturalmente al sintoísmo, la religión predominante en Japón. Conserva muchos de sus rituales: por ejemplo, el techo suspendido sobre el dohyo cuya forma recuerda el templo de Ise, el más importante para esa religión en el país; la cuerda que el yokozuna usa al entrar en el dohyo, (el campeón, el rango más alto de peleador), o la sal que se tira antes de entrar para purificar el dohyo y espantar a los malos espíritus.
El público es muy expresivo y alienta a sus rikishis preferidos, gritan su nombre para alentarlos. El público está compuesto por familias enteras, personas solas, grandes, chicos o ancianos; la mayoría se sienta en las ubicaciones sobre el suelo, y se quedan varias horas ahí. Compran pochoclo o algún plato japonés, toman gaseosas, cerveza y sake, y hay muy lindo clima entre la gente.
Algunos datos para saber cómo se vive este deporte:
– hay seis torneos en el año: tres en Tokio, uno en Nagoya, otro en Osaka y otro en Fukuoka, y las entradas están entre los 4000 y los 15.000 yenes.
– las jornadas de cada torneo duran desde las 8.30 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Algunas personas van todo el día, ya que las entradas valen para cualquier hora. Por la mañana son las peleas más amateurs, de los rangos de luchadores más bajos, y desde las 14.30 aproximadamente empiezan las protagonizadas por peleadores más profesionales. Se televisa desde las 15.
– No se usan pantallas. Las publicidades se muestran en forma de carteles: antes de los encuentros en los que participa algún rikishi famoso, hay hombres que suben llevando carteles y dan la vuelta alrededor del dohyo. Si los anunciantes son muchos, los hombres dan una vuelta con cada cartel, hasta completar todos los auspicios. Algunos economistas relacionan directamente la cantidad de carteles de los sponsors con la previsión del bimestre que le sigue: si son muchos, será un buen bimestre; si son pocos, se registrará una baja.
– Para mostrar los resultados, como no hay pantallas, hay una especie de tablas de madera que arriba muestran un nombre y abajo el del oponente, y hay una lamparita por arriba y por debajo de cada tabla: queda prendida solo la del ganador de esa pelea.
– las entradas se compran un mes antes… ¡y se agotan rápido! Pero una parte de las más baratas queda separada, y se vende únicamente el día del encuentro, en el estadio.
– los mejores peleadores llegan a ser millonarios, por los premios que ganan y por las empresas que los auspician.